En entrevista con Última Hora, la religiosa realizó un fuerte cuestionamiento a la gestión del Gobierno de Santiago Peña que –asegura– agudiza la situación social del país con el agravamiento de la pobreza, la corrupción persistente y la falta de respuesta estatal ante las necesidades de la población.
“La situación de la gente va empeorando cada vez más”, advirtió, señalando que muchas comunidades viven en condiciones extremas, sin acceso a servicios básicos. “Nos estamos acostumbrando a la corrupción y a la impunidad, y eso es gravísimo. Mientras la gente se debate entre la pobreza y la falta de oportunidades, quienes deberían velar por el bien común siguen enriqueciéndose a costa del pueblo”.
Educación. Uno de los temas que más alarma a la presidenta de la Conferpar es la crisis en el sector educativo. La Iglesia, a través de congregaciones religiosas, administra numerosas instituciones educativas en el país, muchas de ellas subvencionadas por el Estado. Sin embargo, denunció que la falta de apoyo gubernamental está dejando a miles de niños y jóvenes sin acceso a la educación.
“No nos están dando más los rubros para las escuelas privadas subvencionadas, como si estuviéramos lucrando con la educación. Y esa es una mirada muy equivocada”, manifestó. Recordó que la Iglesia gestiona desde la educación inicial hasta la Universidad Católica, garantizando el acceso a miles de alumnos, especialmente en zonas vulnerables.
La falta de inversión en educación, según la Hna. Raquel, es una violación grave de derechos. “Vemos que hay un montón de niños, de adolescentes y de jóvenes que están quedando fuera del sistema educativo. Esto es gravísimo”, advirtió.
Salud. El deterioro del sistema de salud es otro eje de su denuncia. La religiosa criticó la falta de medicamentos e insumos en los hospitales públicos y la falta de respuestas ante los reclamos ciudadanos.
“A veces aparece hasta chistoso. A cualquiera le cortan una pierna equivocada. No hay medicina, están vacíos todos los hospitales. Y se escucha: ¿Dónde está la plata? ¿Quién usa el dinero del IPS?’ Y estamos mirando como embobados”, expresó con indignación.
Sostuvo que los religiosos no son unos inexpertos al señalar la situación porque la gente les cuenta y dice, y ellos ven y sufren con la gente esa miseria, esa impotencia ante tantas necesidades, ‘‘que tienen que salir del campo, que se le mueren los niños porque no tienen con qué pagar una internación. Eso duele muchísimo’’.
También destacó que en muchas comunidades, las congregaciones religiosas terminan asumiendo responsabilidades que deberían ser del Estado. “En muchos lugares nosotros estamos llevando agua, estamos trabajando para poner luz en comunidades campesinas y periféricas. Estamos haciendo el rol de las autoridades, que han jurado y se han comprometido a hacerlo”, denunció.
Corrupción. Para la presidenta de la Conferpar, uno de los problemas más graves es la corrupción generalizada en el país, que se convirtió en una práctica sistemática sin consecuencias para los responsables.
“Se roba descaradamente, y esto no es posible. Se normaliza porque hay una corrupción imperante. Aquí no se castiga a nadie por haber cometido un delito”, lamentó. Como ejemplo, mencionó los constantes escándalos en torno a la compra de pupitres supuestamente sobrefacturados por más de 30 millones de dólares o la distribución de la comida del programa Hambre Cero, que no llega a todos y que la calidad está siendo cuestionada.
‘‘Estos son proyectos que en realidad sirven para el robo. Para que unos cuantos lucren. Y en ese sentido están manipulando y manoseando la dignidad y la necesidad de tanta gente. Y esto no puede ser. Esto no es posible en un gobierno y en un país democrático’’.
Ante esta situación, la religiosa considera que es fundamental que la ciudadanía alce la voz.
“El pueblo tiene todo su derecho de manifestarse. Nosotros debemos animar estos tipos de movilizaciones. Porque si nos callamos, mi temor es que esto se vuelva normal”, sostuvo.