El emblema paraguayo Copetrol seguirá llevando al límite la decisión de un nuevo reajuste en el precio de los derivados del petróleo, por el temor a que esa suba genere una estampida de aumentos que terminará golpeando directamente al consumidor final.
El gerente general de este emblema, Jorge Cáceres, indicó que la situación se presenta bastante complicada, sobre todo porque el precio internacional de combustibles sigue muy alto y, todo indica, que no se espera una disminución a corto plazo. “Nosotros nos referenciamos por el precio del producto terminado, que es, al fin y al cabo, el precio al que compramos el diésel y las distintas categorías de naftas y, por el momento, los precios están muy altos y no aflojan”, dijo.
Agregó que a esta variante se suma la alta cotización del dólar del tipo vendedor a nivel interno, que está por encima de G. 6.900, lo que complica mucho más el panorama.
Cáceres sumó a estos inconvenientes el aspecto climático, por la escasa profundidad de los ríos, que dificulta enormemente la navegabilidad. “Las barcazas llegan al 60% de su capacidad nominal; aquellas que deben traer 3 millones de litros están llegando con 2.100.000, algunas con 2.200.000, porque depende de la densidad del producto, o sea que el diésel es más pesado que la nafta. Ante esa diferencia, el costo también aprieta porque se paga un precio de flete pero llega menos producto”, expresó.
Ante esto, Cáceres remarcó que la idea es tratar de esperar lo más que se pueda para aumentar los costos de los productos derivados del petróleo, porque “es una medida que no conviene a nadie”, se sinceró, sobre todo por la nueva carga que representará para los consumidores, que soportarán la cuarta suba en este año, lo que traerá aparejada una nueva estampida de aumentos en el costo de vida y aún restan tres meses del 2021 por enfrentar.