El mayor uso de mascarillas, guantes o protectores faciales, entre otros objetos con plástico, unido a una mala gestión de los residuos, hará que una parte acabe en ríos y océanos intensificando el problema mundial de este tipo de basura, indica un estudio que publica Pnas.
La investigación, dirigida por la universidad china de Nanjing y la estadounidense de California en San Diego, señala que en unos tres o cuatro años se espera que una parte importante de estos desechos plásticos llegue a las playas o al fondo marino.
Una parte más pequeña irá a mar abierto, para acabar atrapada en los centros de las cuencas oceánicas o en los giros subtropicales, donde pueden convertirse en parches de basura, y en una zona circumpolar de acumulación de plásticos en el océano Ártico.
El equipo usó un modelo numérico para cuantificar el impacto de la pandemia en los vertidos de plástico de origen terrestre, desde el inicio de la misma y hasta agosto pasado.
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La mayor parte de los plásticos que entran en el océano procede de Asia y los residuos hospitalarios constituyen la mayoría de los vertidos en tierra, por lo que el estudio revela la necesidad de una mejor gestión de los desechos médicos en los países en desarrollo.
Los investigadores descubrieron que la mayor parte de los residuos plásticos mundiales de la pandemia llegan al océano desde los ríos, y los asiáticos representan el 73% del vertido total de plásticos.
Los ríos que más contribuyen a esta contaminación son Shatt al-Arab, Indo y Yangtze, que desembocan en el golfo Pérsico, el mar de Arabia y el mar de China Oriental.
Los ríos europeos, por su parte, representan el 11% de los vertidos, con contribuciones menores de otros continentes.
Aunque se espera que la mayor parte de los plásticos asociados a la pandemia acabe en las playas y el fondo marino, es probable que una cantidad menor termine circulando o asentándose en el océano Ártico.
“Sabemos que si los residuos se liberan de los ríos asiáticos en el océano Pacífico Norte, algunos probablemente acaben en el Ártico, una especie de océano circular que puede ser, un poco, como un estuario, acumulando todo tipo de cosas que se liberan desde los continentes”, dijo Amina Schartup, de la Universidad de California.
El modelo muestra que alrededor del 80% de los residuos plásticos que transitan hacia el Ártico se hundirán rápidamente y se prevé la formación de una zona de acumulación de plásticos circumpolar hacia 2025.
El modelo numérico funciona como “una realidad virtual” que simula cómo se mueve el agua del mar impulsada por el viento y cómo los plásticos flotan en la superficie del océano, se degradan con la luz solar, se llenan de plancton, se posan en las playas y se hunden en las profundidades, explicó otro de los autores, Yanxu Zhang, de la Universidad de Nanjing.