(EFE).- El robot, desarrollado en la Escuela Politécnica de Lausana (Suiza) y bautizado con el nombre de Gimball, es un autómata de 370 gramos de peso protegido por una esfera elástica de un diámetro de 34 centímetros que amortigua los impactos, según informó el centro en un comunicado.
Gimball está propulsado por hélices y, mientras que la mayoría de los robots evita los obstáculos mediante sensores, éste puede mantener el rumbo a pesar de las colisiones, lo que supone un concepto totalmente nuevo.
La mayoría de los robots navegan mediante una compleja red de sensores que les permite detectar los obstáculos para evitarlos, lo que, según los creadores de Gimball, resulta un inconveniente, ya que los sensores son “pesados y frágiles” y no funcionan bajo algunas circunstancias, como en ambientes con humo.
Inspirado en insectos, Gimball ha sido creado por los investigadores Adrien Briod y Przemyslaw Mariusz Kornatowski, quienes han desarrollado un sistema de estabilización giroscópica que permite al robot mantener el equilibrio.
“Los insectos voladores manejan las colisiones muy bien, para ellos no son realmente accidentes porque están diseñados para encajarlas”, explicó Briod.
El objetivo de los inventores es que Gimball pueda operar en terrenos difíciles donde otros robots no pueden hacerlo, como en un edificio derrumbado, donde podría recoger información a través de una cámara incorporada.
El robot será presentado al público en Tokio, durante la Exposición Internacional de Robótica, IREX, que tendrá lugar del 5 al 9 de noviembre.