26 dic. 2024

Crecimiento inclusivo: Otra deuda

El crecimiento “inclusivo” está en los discursos políticos y gremiales en Paraguay, en el Plan Nacional del Desarrollo, en las investigaciones económicas y en los reportes internacionales. A pesar de ello, estamos haciendo poco y las estadísticas de la última década lo reflejan.
El concepto de crecimiento “inclusivo” tiene muchas aristas. A continuación se transcriben algunos conceptos provenientes de diferentes ámbitos.

El Observatorio Empresarial para el Crecimiento Inclusivo (OEPCI, gremio español) señala que el crecimiento inclusivo es un crecimiento económico cuyos beneficios se distribuyen por toda la sociedad, sin dejar a nadie atrás y generando oportunidades para todos; en particular, para quienes encuentran demasiadas barreras para mejorar sus condiciones de vida.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el crecimiento inclusivo es un crecimiento económico que se distribuye equitativamente entre la sociedad y crea oportunidades para todos.

Tao Zhang (subdirector gerente del FMI) señala que el crecimiento inclusivo implica la distribución más equitativa de los beneficios de una mayor prosperidad, el empleo bien remunerado, la igualdad de oportunidades de empleo y educación y la mejora del acceso y la prestación de servicios financieros y de salud.

Todas estas definiciones tienen varios factores comunes:

•Equidad: La equidad promueve la igualdad o dicho de otra manera, busca que se reduzcan las desigualdades (ingreso, sexo, por discapacidad, étnicas, territoriales, entre otras).

•Oportunidades sociales: Expansión de las capacidades educativas y de salud

•Empleo: Empleos de calidad, es decir, con ingresos dignos, seguridad social y capital social.

Una gran multiplicidad de estudios nacionales e internacionales dan cuenta de los desafíos que enfrenta Paraguay para lograr el crecimiento económico inclusivo. Estos desafíos en lugar de reducirse se estancaron o se observan retrocesos porque no se realizan cambios estructurales en la matriz productiva a medida que avanza la transición demográfica y se profundiza la crisis climática.

La siguiente tabla muestra que el ingreso laboral promedio se redujo en los últimos años debido a la inflación. Esto significa que aunque aumentan los ingresos, con los años las familias pueden adquirir menos bienes y servicios, ya que aumentaron los precios, especialmente de los alimentos.

La inflación y la consecuente pérdida de capacidad adquisitiva obstaculizaron la reducción de la pobreza monetaria en los últimos años. Poco más de un cuarto de la población se encuentra en esta situación desde hace varios años. El Coeficiente de Gini que mide el nivel de desigualdad también se estancó en un nivel relativamente alto, lo que ubica a Paraguay entre los países más desiguales del mundo.

El bajo esfuerzo fiscal realizado en salud y educación –Paraguay invierte la mitad de los estándares mínimos internacionales– impidieron avances sustanciales en estos ámbitos que son indispensables para la acumulación de capital humano y la ampliación de oportunidades sociales, económicas y políticas.

Por ejemplo, los años promedio de estudio aumentó solo un año en una década, por lo que la población en edad de trabajar tiene actualmente 9,6 años, menos que Educación Media. Los estudios realizados en Paraguay señalan que para salir de la pobreza es necesario contar con al menos 12 años promedio.

El retroceso en las coberturas de salud confirma la angustia de la población paraguaya con respecto al funcionamiento del sistema de salud. El mal funcionamiento de este sistema contribuye al empobrecimiento de los hogares y al aumento del endeudamiento por salud, lo que se suma a la reducción de las horas de trabajo, el ausentismo y los obstáculos para salir delante de los emprendimientos familiares. Esto es grave en un país donde el 80% de los trabajadores no tienen protección financiera ante una enfermedad.

Más allá del rol del crecimiento económico en la generación de ingresos que contribuyan a la reducción de la pobreza, también es fundamental que las personas cuenten con mayores niveles de educación y salud. Por supuesto, para que podamos aumentar las inversiones en salud, educación, protección social e infraestructura, el crecimiento además de inclusivo, debe generar recursos genuinos para su financiamiento. Es inviable financiar con deuda externa.

Evolución de algunos indicadores relacionados con un crecimiento inclusivo

Estos datos hay que contextualizarlos también en el marco de la transición demográfica y de la crisis climática. El envejecimiento de la población y la progresiva reducción del bono demográfico aumentará la demanda de servicios de salud y reducirá la oferta de fuerza de trabajo, con lo cual se reducen las oportunidades para el crecimiento económico.

La crisis climática ya está teniendo altos costos económicos que son imposibles de cuantificar. Los emprendimientos económicos pierden activos –vehículos, infraestructura– e insumos, lo que deriva en altos costos. La situación se agrava si se considera la falta de calidad de los servicios públicos como los cortes de energía eléctrica.

Algunos reportes internacionales realizan recomendaciones, que se suman a los expertos nacionales que desde hace décadas tienen propuestas. Por ejemplo, OCDE señalaba en 2019 que Paraguay necesita: a) generar las condiciones para una transformación estructural sostenible de la economía, b) promover el desarrollo social y c) aumentar la capacidad del Estado para encaminar la economía y el desarrollo.

El Banco Mundial en 2024 señala que Paraguay debe: a): invertir en capital humano, b) crear empleos de calidad, c) fortalecer el sistema fiscal y d) aumentar la resiliencia climática.

Estas recomendaciones coinciden con los estudios nacionales, por lo que Paraguay tiene suficientes elementos para debatir y concertar políticas públicas transformadoras para lograr una trayectoria hacia el crecimiento inclusivo.

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