–Don Gonzalo, ¿cómo armaría usted un equipo que rescate al país de las manos del crimen organizado?
–Pienso que cuando la corrupción es extraordinaria, cuando supera todos los límites, al punto que las instituciones ya no funcionan para la República, sino que están al servicio de los corruptos y del crimen organizado se requiere medidas igualmente extraordinarias.
–Planteó dos puntos principales de ataque, los funcionarios públicos ligados a las mafias y, por otro lado, las mafias en sí, ¿cómo organizaría el trabajo de esta Comisión de Notables para enfrentar estos dos grupos?
–Hace unos años atrás empecé a compartir con algunos amigos y ciertas autoridades la idea de conformar un equipo de investigadores independientes para enfrentar la corrupción que afecta a las instituciones claves, emulando a Los Intocables, de Eliot Ness. Decía que no podíamos enfrentar la corrupción generalizada tratando de eliminar toda la corrupción de una institución contaminada; corrupción cero es una gran mentira. No es adecuado un tratamiento general el que daría resultados, sigo pensando igual. Son las intervenciones quirúrgicas, precisas, contundentes, focalizadas sobre los principales agentes, los focos de mayor generación de corrupción. Hay que identificarlos y extirparlos.
–¿Cómo usaría el modelo de Elliot Ness en la realidad paraguaya infisionada por la corrupción y la mafia?
–Ness fue un agente que tuvo la misión de detener y lograr la condena del máximo mafioso de Chicago, Al Capone. Tarea imposible porque la corrupción reinante abarcaba todo, clase política, policía, fiscales, jueces, etc. Entonces tuvo que enfrentar primero la corrupción reinante entre los agentes de policía. Luego la corrupción reinante en todo el sistema judicial. Ness empezó a examinar los registros de todos los agentes del tesoro para formar un equipo fiable, inicialmente de cincuenta, más tarde reducido a quince y finalmente a solamente nueve hombres. El nombre de “Intocables” viene, sobre todo, porque eran insobornables, pero además porque tenían el respaldo de autoridades no corrompidas que les protegían de la clase política corrupta sometida al crimen organizado.
–¿Cuántos guerreros necesitaría en Paraguay para combatir la corrupción y al crimen organizado?
–Junto con estos bien elegidos hombres, Los Intocables , estimo necesaria la conformación de un grupo de 300 guerreros que estarán activos y utilizarán todos los medios necesarios para proteger, serán los garantes, de los funcionarios honestos que cumplen cabalmente con sus funciones y que necesariamente serán objeto de ataques de los que controlan las instituciones para apartarlos de sus cargos. El número 300, no es más que una referencia inspirada en los 300 espartanos elegidos y comandados por Leonidas I, para detener al poderoso ejército persa que venían a someter a Esparta y a Grecia. Estos 300 nuestros deberán estar dispuestos a defender nuestra república amenazada por la corrupción del crimen organizado.
–¿Cuál es su diagnóstico de la situación actual que vive el país y sus instituciones democráticas?
–Mi propuesta parte de la convicción, es mi diagnóstico, que nuestro sistema institucional está inmersa en una profunda crisis, la situación es muy crítica y que tenemos que enfrentar una encrucijada.
–¿Dónde ve la raíz de esta crisis y cómo salir de ella?
–Para explicarme, usaré definiciones académicas o adaptaciones políticas. Crisis es un estado temporal de agitación, trastorno o desorganización, en el que nos vemos desbordados a la hora de afrontar una situación o problema. Se produce cuando percibimos que los métodos que utilizamos usualmente para afrontar problemas no son suficientes. Transitamos, desde hace un tiempo, una enorme crisis de credibilidad. Los dirigentes políticos han perdido credibilidad y consecuencia tenemos una enorme crisis de confianza en las instituciones. Casi nadie confía que puedan resolver el enorme problema que significa la corrupción en el ámbito de sus competencias.
–¿Cómo evalúa lo que revelan los chats del ex diputado Lalo Gomes?
–La situación es crítica. Una situación crítica se da con un evento difícil de sobrellevar, que genera angustia, confusión, desorientación y en lo inmediato queda sin respuesta. Las revelaciones contenidas en los chats del exdiputado Lalo Gomes que es nada más que una comprobación de los peores pronósticos sobre la corrupción, la comprobación que la podredumbre institucional está en pleno desarrollo, nos sacó del paisaje habitual con la que convivíamos con la corrupción y nos coloca, como República, en situación muy crítica.
–Usted habla de que estamos en una encrucijada, ¿a qué se refiere con eso?
–La encrucijada. Algunos estuvimos advirtiendo de distintas maneras y con énfasis diferentes que nos estábamos acercando a una encrucijada. Advertíamos que no tardaría nuestro país estar en una encrucijada, que se cruzarían dos caminos, uno que sería el que nos lleva hacia la consolidación de la democracia y la institucionalidad republicana y el otro, ya abierto y transitado, hacia lo que se da en llamar un narcoestado. Es decir, un Estado copado, controlado por el crimen organizado.
–¿Cómo ve parado a este Gobierno ante esto?
–El actual Gobierno está frente a esta encrucijada. La pérdida de credibilidad y confianza genera la duda angustiante de no saber cuál de los caminos transitará, por qué caminos conducirán a la nación. Es que Alfredo Boccia tiene razón cuando afirma “los chats de Lalo evidencian cómo los narcos manejan a los políticos”. Me permito agregar; “no hay duda posible”. La crisis institucional está generada y provocada por los que tienen que evitarla. Entonces, los mecanismos institucionales ya no son suficientes porque fueron copados por los que no quieren que las instituciones funcionen de acuerdo con las reglas, propósitos y objetivos de nuestro Estado de Derecho.
–¿Cómo se fue gestando esto que llamamos narcopolítica o influencia del crimen organizado en la política?
–El arma que utilizan es la corrupción. Las tiranías de izquierda y de derecha usan la violencia para dominar, para someter. El crimen organizado usa la corrupción, el dinero producto de todo tipo de ilícitos muy rentables como el secuestro, el narcotráfico, el arma tráfico, el tráfico de personas, etc. Al crimen organizado no le molesta la democracia, al contrario. Utilizan la democracia, la corrompen comprando votos para los políticos amigos, luego ya no financian, sino que ellos acceden directamente a los cargos y luego, desde ahí, a copar los cargos hasta controlar las instituciones claves para que una República no sea tal. En este proceso estamos.
–¿Cómo evolucionó eso?
–Desde hace unas décadas, la corrupción se fue transformando. Al principio, había corrupción en algunas esferas y niveles. Luego, pasamos a una corrupción generalizada, en este estadio ya hay muchos corruptos. Es decir, se “democratizó” la corrupción, en la corrupción se encuentran funcionarios, políticos, empresarios, sindicalistas, etc. de todos los colores e ideología. La siguiente etapa es el Estado de corrupción. En este estadio, la corrupción es una exigencia, tenés que ser corrupto si querés participar de los negocios públicos.
–¿Este estadio es que da la entrada a las mafias?
–Es el momento del crimen organizado para empezar a controlar las instituciones del Estado, sobre todo aquellas que les facilite concretar sus negocios ilícitos y los que le asegure la impunidad para disfrutar del beneficio de estos. Junto a la impunidad, el control de las instituciones les permite perseguir, controlar y castigar a sus adversarios, competidores y enemigos, sin mancharse las manos. Las instituciones hacen el trabajo sucio.
–¿Cuál es el nivel de corrupción institucional al que hemos llegado?
–La corrupción ya logró que las instituciones constitucionales funcionen protegiendo a los que amenazan la vigencia de la propia Constitución. Es decir, instituciones creadas para proteger nuestras vidas, nuestra libertad y nuestros bienes, para protegernos de los delincuentes, la corrupción hace que funcionen de manera totalmente contraria a sus propósitos. La corrupción ha desfigurado completamente muchas instituciones. La República gradualmente se está convirtiendo en Satrapías. Territorios controlados o circunscripciones, circuitos funcionales completos. Lalo, es un ejemplo de satrapía. Jueces, fiscales, policías, funcionarios diversos no cumplían una función estatal, sino que cumplían órdenes o deseo del sátrapa.
–Volvamos a los 300 y qué deben hacer...
–La herramienta para no equivocarnos en la selección de los intocables y de actores claves en las distintas instituciones es el polígrafo. El polígrafo tiene que ser de uso obligatorio para seleccionar e incorporar y para controlar periódicamente. Debe certificar que no se tiene vínculo alguno con el crimen organizado ni son funcionales a los corruptos. Debo advertir que el polígrafo debe ser utilizado por un grupo altamente especializado y más confiable que nadie. La otra herramienta, para combatir la corrupción generalizada, que son los nepobabies y asignación de cargos a operadores políticos, es la aplicación del conocido “presupuesto con base cero”. Es decir, cada institución debe justificar la asignación presupuestaria que solicita y debe rendir puntillosamente sobre los resultados obtenidos. El otro recurso es la cooperación internacional, que tienen presupuesto, capacidades instaladas, programas para luchar contra los mismos flagelos que nos aquejan.
–¿Cómo ve lo de la DEA?
–Lo que ocurrió con la DEA es muy muy grave. No puedo imaginar cómo se resolverá la situación, pero según el gobierno resuelva este problema, dará algunos indicios de cómo se comportará con el crimen organizado.