De Sarajevo a Zagreb, la capital de Croacia, son unas seis horas. Un trayecto de 300 kilómetros. Llegamos a la capital de noche. Nos ubicamos en la peatonal más concurrida. Croacia es un país cuyos inmigrantes y su descendencia duplican a los que se quedaron a vivir en un hermoso territorio lleno de historia y de vínculos con los italianos, sus vecinos de la otra cosa del Mar Adriático. Varios de sus hijos viven en el nuestro, entre ellos el fallecido y recordado Obispo Maricevich. Hay muchos apellidos de ese origen: Vidovich, Bresanovich, Soljancic entre otros.
Un país que jugó del lado de los nazis en la Segunda Guerra Mundial con la Ustacha y su fundador Ante Pavelic. Fueron notablemente violentos basados en el racismo religioso y la supuesta supremacía étnica del pueblo croata. Querían con esos argumentos ya en 1929 alcanzar su independencia. Eran tiempos de influencia del fascismo italiano, pero la derrota del Eje acabó por pasarles la factura y muchos de sus miembros fueron perseguidos y asesinados. Varios de ellos huyeron del país y algunos tienen historias singulares como el croata Miro Baresic quien mató al embajador yugoslavo en Suecia en 1971. Detenido y condenado fue canjeado por sus compañeros de ruta que secuestraron un avión de la compañía SAS. Se refugiaron en España y desde ahí al Paraguay de Stroessner para ser instructor del Colegio Militar. Su rocambolesca historia se entremezcla con el asesinato del embajador uruguayo en Asunción al que confundieron con el de Yugoslavia. No lo juzgaron por sus conexiones con la dictadura y solo un problema siendo guardaespaldas de un embajador paraguayo en EEUU lo devolvió a prisión en Suecia. Libre en 1987 volvió al Paraguay y dos años después fue de nuevo a esa Croacia convulsionada donde murió en 1992. Aquí le han levantado un monumento. Historias como estas abundan en este país por donde la influencia del imperio Austrohúngaro es más que evidente en el diseño de las construcciones de su capital Zagreb.
El peso del pasado
La Guerra de los Balcanes se aceleró con la clara vocación independentista desde la muerte del mariscal Tito. Un gran protagonista ha sido Franjo Tudman su primer presidente en 1992 y cuyo nombre lleva el aeropuerto internacional de la principal metrópolis. Comunista y ateo, renegó de ello con la muerte del Mariscal y se presentó ante su pueblo con un discurso nacionalista –cuando no– de que Croacia tenía un “destino histórico”. Sus actitudes autoritarias se extendieron incluso a su familia, ya que desheredó a una de sus hijas por haberse casado con un serbio. Negó el holocausto nazi y la cantidad de muertos en el campo de concentración de Jasenovac donde dijo que “solo murieron 60 mil personas” cuando en realidad la cifra es de 600 mil. Su extraña conversión es la de miles de croatas que vieron en la desmembración de Yugoslavia una oportunidad de alcanzar una independencia esquiva desde hacía varios años. Fue responsable de una “limpieza étnica” con la operación Tormenta donde su ejército desplazó a más de 250 serbios de Krajina. También fue fuertemente criticado por establecer un campo de concentración durante la guerra de los Balcanes, cosa que no se veía desde la Segunda Guerra Mundial. La destrucción del histórico puente de Mostar en territorio bosnio le ganó la repulsa mundial. Tudjman si no hubiera sido por su muerte, quizás también hubiera enfrentado severos cargos ante el tribunal internacional para la ex Yugoslavia. Hoy es un héroe nacional.
Zagreb se muestra hoy como una típica capital europea. Croacia es miembro de la Unión Europea, su ingreso per cápita es de casi 25 mil dólares, fuertemente sostenido, en el turismo y se mueve al ritmo de los demás países europeos. Sus mercados ofrecen productos de todo tipo y se disputa como no y cuando no... con Serbia el nacimiento del inventor Nikola Tesla. Los croatas dicen que nació en su territorio e incluso muestran con orgullo los lugares donde estudió ingeniería en Zagreb, pero los serbios afirman que fue en el suyo. Hoy el apellido del inventor que emigró a los EEUU y desarrolló una gran carrera a pesar de sus divergencias con Edison es un ícono mundial con la marca de autos del magnate sudafricano Elon Musk.
Gran parte del protagonismo de la ex Yugoslavia tuvo su desarrollo por estas tierras, que también vió nacer al Mariscal Tito en la frontera norte con Liubliana, la primera independizada. Antun Dujmovic, es de los croatas de nuevo cuño con varios contactos comerciales en el mundo, quien me comenta que el país requiere de profesionales y de personas para trabajar en áreas de servicios. Están interesados en la carne paraguaya y en la inversión de sus connacionales en el Paraguay en negocios agrícolas. Uno de los hombres más ricos de América Latina es el chileno de origen croata Luksic quien tenía inversiones en el país con Cartes antes de la calificación de “significativamente corrupto” que le aplicó los EEUU al ex presidente paraguayo. Luksic tiene varios negocios en el país sancionador y no quiso problemas.
Camino a la modernidad
La capital es una ciudad bonita con una iglesia de San Marcos con un techado particular y único. Este sitio es muy visitado por los turistas y está contiguo al palacio presidencial. Un grupo de niños escolares lo visitan y con unos maestros vestidos con atuendos tradicionales quienes se encargan de explicar el lugar y su trascendencia. El casco histórico muestra una Catedral en reconstrucción. Este es un país católico. En mi primera visita a Croacia en plena guerra en 1994, las condiciones del país eran muy precarias, pero existía un notable interés de proyectar la fortaleza cultural de este país balcánico y el orgullo de su pertenencia. Los sitios culturales con sus teatros y museos ostentosos son muestras de una expresión artística que deslumbra al mundo. Son muy buenos deportistas, especialmente en fútbol, donde los apellidos de Suker o Modric son permanentemente referenciados. Existe un claro interés de olvidar las pesadillas de las guerras porque aquí no solo la de los Balcanes no se tiene un buen recuerdo, sino también el apoyo que gran parte de los croatas dieron a Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
Muchos de los hechos violentos de la última guerra muestran el carácter de los croatas y cómo incluso en los momentos de mayor tensión con los serbios de Milosevic aparecieron coincidencias cuando de dividirse el territorio de Bosnia se trataba. Fue una negociación compleja la que acabó en la división actual, pero reitero mucho del nacionalismo croata está aún muy marcado en el territorio limítrofe de Bosnia Herzegovina que solo hace falta una chispa para que vuelva a prender el fuego del conflicto del que con el ingreso a la UE tratan afanosamente de evitar.
La historia de la guerra es una pesadilla en la que los croatas culpan a los serbios, aunque en muchas ocasiones actuaron en forma conjunta contra un enemigo común. Así como sus enemigos hablaban de la gran Serbia, aquí se hablaba de la gran Croacia. La copa de Europa que se disputa ahora en Alemania volvió a aparecer en forma de ruidosas manifestaciones de sus hinchadas en las gradas de los estadios. Gritan insultos albaneses, croatas y serbios que juegan este torneo con sus selecciones.
Dejamos la capital con un hermoso y coqueto aeropuerto con destino a Serbia el país en el que todos los demás cargan muchas de sus culpas y temores.