Uno de los actos de homenaje se hizo en una discoteca Cromañón de la capital argentina, organizado por No nos cuenten Cromañón, una agrupación creada en 2007 por sobrevivientes y familiares y amigos del incendio.
“Ese día se recuerda con tristeza, con angustia, pero también, de alguna forma, con lo constructivo que vino después. Llegamos a este punto donde podemos hacer un homenaje a las víctimas y ofrecerles a los sobrevivientes un lugar donde estar”, dijo a EFE Agustina Claramut, de No nos cuenten Cromañón.
La joven, sobreviviente de la tragedia, tenía 18 años aquel 30 de diciembre de 2004, cuando se desató el incendio.
Todo se desencadenó cuando el local, con miles de personas, rebasaba ampliamente la capacidad para ver el concierto que ofrecía la banda de rock Callejeros.
Cerca de la medianoche, una bengala prendió fuego a las telas que decoraban la discoteca y provocó el caos entre los asistentes, que al tratar de escapar del humo y las llamas encontraron las puertas de emergencia bloqueadas.
“A todos nos costó. Cada uno fue armando su propio camino. Fue vital el haberme encontrado con personas que habían pasado por la misma situación que yo, con otros sobrevivientes, con familiares. Todo eso hizo que se creara un colchón de contención para todos, inclusive para mi”, señaló Claramut.
La organización, además de hacer estos actos de homenaje, da charlas en escuelas y realiza otras acciones para hacer tomar conciencia y con el objetivo de que aquella tragedia no se repita.
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Por el incendio, se han realizado cuatro juicios, en los que resultaron condenadas una veintena de personas, de las cuales 18 fueron a prisión, pero luego recuperaron la libertad al cumplir la mayor parte de las condenas.
En el juicio principal resultaron condenados, entre otros, el líder de Callejeros, Patricio Fontanet, y otros cinco integrantes de la banda.
También fueron hallados culpables Raúl Villarreal –mano derecha del administrador de la discoteca, Omar Chabán, fallecido en 2014–, responsable del ingreso de asistentes en el recital y condenado a seis años de prisión.
Asimismo, recibieron penas menores ex funcionarios de áreas de control del Gobierno capitalino.
Lucas Titiiewsky, miembro de No nos cuenten Cromañón, no estuvo de acuerdo con el fallo.
“Para nosotros los músicos eran inocentes y Cromañón fue una cadena de responsabilidades cuyo último eslabón, que no tenía una responsabilidad penal, eran los músicos y el público”, dijo el joven a EFE.
“El público fue a divertirse y los músicos fueron a hacer su arte. Después, cada uno, fue el que tuvo las irregularidades más arriba en sus responsabilidades, desde el Estado, que fue el principal, hasta quienes produjeron esa noche, que fue Chabán y su secuaz”, añadió.
Pero no todos coinciden. Otras agrupaciones de familiares de víctimas y de sobrevivientes, que también este lunes realizaron otros actos de homenaje, han estado de acuerdo con las condenas a los músicos.
A unos y a otros los une el recuerdo de las 194 víctimas y la contención a los sobrevivientes de aquella noche, en la que hubo 1.400 heridos.
Para Titiiewsky la mejor forma de recordar a los “pibes de Cromañón”, como llaman a las víctimas, 15 años después del incendio es con poesía.
“Nosotros este año transmutamos el dolor en poesía, en la poesía artística, en la poesía musical y en la poesía de la lucha y la palabra, que es lo que tratamos de brindar yendo a los colegios, haciendo estos actos y concientizando para que esto no ocurra nunca más, ya que la Justicia nunca nos demostró que esto no va a volver a pasar, afirmó.