28 abr. 2025

Cuando la vida pende de un gobierno que no piensa

Susana Oviedo — soviedo@uhora-com.py

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Los hospitales están desbordados con la cantidad de casos de Covid-19.

Foto: Archivo ÚH.

Comúnmente, para afrontar y resolver situaciones de crisis se procede a analizar las variables, se dibujan escenarios posibles y diseñan no un único plan de acción, sino varios, dependiendo de la complejidad de la cuestión.

El panorama sanitario de desolación, caos y muertes que estamos viviendo en el Paraguay lo observamos a lo largo del 2020 en otras partes del mundo a través de los medios de comunicación. Vimos en toda su crudeza el año pasado en países europeos y en otros más cercanos de la región, como Perú, Ecuador o Brasil: hospitales abarrotados, personal sanitario exhausto, y hasta gente cayendo exánime en la calle, fulminada por complicaciones del Covid-19.

Prepararse para evitar esas escenas, equipando y alistando nuestro escuálido sistema sanitario fue la misión que se confió al Gobierno durante todo el 2020. Para ello se le fue dotando de recursos, simplificando trámites burocráticos, y creando las alianzas entre el sector público y el privado. El objetivo fue robustecer lo más posible, en un año, lo que dejó de hacerse en más de 30 a favor de un sistema de salud raquítico y expoliado por los corruptos de turno.

Pero en la conducción de este proceso no solo faltó musculatura para afrontar un fenómeno tan devastador y dramático como una pandemia, sino también el pensar, analizar, planificar, prever.

No hubo plan B, C ni D. Por eso a fuerza de la presión ciudadana se fueron y van adoptando las medidas paliativas, a una velocidad totalmente descompasada de las demandas que se multiplican en una emergencia sanitaria planetaria.

¿No se les ocurrió pensar, por ejemplo, qué pasaría si no funcionaba el mecanismo Covax para traer las vacunas? O, ¿si Rusia se viera sobrepasada de pedidos de vacunas anticovid, como era predecible, y no pudiera abastecernos de las un millón de dosis que solicitamos? ¿A qué otros países deberíamos recurrir paralelamente y con antelación?

¿Qué medicamentos pueden suministrarse en los primeros días de los síntomas de coronavirus por Covid para evitar la masiva afluencia de pacientes que requieran de terapia intensiva, tal como ocurre hoy?

Además, conociendo el funcionamiento de los hospitales en el país, ¿cómo prepararse para que los familiares de pacientes Covid no se vean en la necesidad de instalarse en el entorno de los centros asistenciales, a la espera de que le pidan medicamentos? Estas y otras decenas de preguntas debieron haberse formulado ya el año pasado en una instancia no implicada en las urgencias diarias y que trabajara con una mirada más holística para formular acciones.

Sin embargo, la tónica en la gestión gubernamental ha sido la improvisación y atender lo inmediato. Esta línea de trabajo llevó a cometer errores que rayan con la injusticia, como lo que está sucediendo con los asegurados del IPS. Muchos de ellos, como el compañero Héctor Vila, del Diario Última Hora, simplemente no recibieron lo que necesitaban al infectarse de Covid y perdieron la vida aguardando días por un lugar en la unidad de terapia intensiva, lejos de una chance para darle batalla al implacable virus. De nada sirvieron sus 22 años de aporte a la previsional. Ni a él ni a tantas otras víctimas de este sistema de salud de las polladas y hamburgueseadas que dan vergüenza y miedo, mucho miedo.

El Ministerio de Salud, histórico coto de caza del partido oficialista, no estuvo ni está a la altura y mucho menos el presidente de la República. Si este momento en que nos hallamos es el punto de inflexión que necesitaba el Paraguay para que la población tomara conciencia de cuánto le han privado los sucesivos gobiernos corruptos que viene padeciendo, que sirva para producir un gran cambio en el sistema de salud pública. El costo en vida es demasiado elevado como para dejar pasar esta pandemia sin exigir una profunda transformación en la que la dignidad y los derechos humanos sean el centro de todo y no vuelvan a ser afectados como pasa ahora.