“Esta noche soy una estrella del rock and roll”, aseguraban con descaro en esa canción los hermanos Liam y Noel Gallagher, que componían el corazón de un grupo llamado a recuperar el rock de guitarras en los años 90.
Y lo cierto es que dieron en el clavo. “Definitely maybe” fue un auténtico y repentino éxito, número 1 instantáneo en el Reino Unido, que bebía de la mejor herencia del rock británico como The Beatles, Rolling Stones, The Who o los entonces recientes The Stone Roses.
Las ocho millones de copias vendidas de “Definitely maybe” desde entonces son una buena prueba de su importancia, aunque la relevancia de Oasis en sus comienzos iba más allá de la música.
Con el sello siempre presente de su origen en Mánchester, importante centro musical británico con representantes como The Smiths o New Order entre otros, los Gallagher subrayaban su origen proletario, de trabajadores de la música, aunque su actitud fuera a menudo la de unos arrogantes, atrevidos y bocazas capaces de casi todo con tal de coronar lo más alto del rock and roll.
Afortunadamente, su inspirada irrupción encontró además un inmejorable caldo de cultivo. Frente a la invasión grunge de grupos estadounidenses como Nirvana o Pearl Jam, la prensa británica estaba ansiosa por hallar una alternativa desde las islas, y con esa idea bautizaron como britpop la feliz confluencia de grupos como Oasis, Pulp, Suede o los archienemigos de los Gallagher, Blur.
Nada mejor que una rivalidad musical para animar el mercado. Blur frente a Oasis era Damon Albarn frente a Liam Gallagher, Graham Coxon contra Noel Gallagher, Londres ante Mánchester, las melodías de Blur contra las duras guitarras de Oasis... O eras de unos o de otros, y parecía inevitable mirar al retrovisor y compararlo con los Beatles y los Rolling Stones.
Si de verdad era un combate, Oasis exhibió músculo desde el principio. Aunque se habían formado en 1991 (todavía sin Noel, que se incorporó más tarde), fue tres años después cuando lanzaron “Supersonic” como single previo a su LP debut.
Su propuesta caló de inmediato. El estilo desafiante de Liam al micrófono casaba con las guitarras rudas, sólidas y compactas de Noel, que era el alma compositiva y directora de Oasis.
Junto a ellos, pero en un claro papel secundario, Paul “Bonehead” Arthurs tocaba la guitarra”, Paul McGuigan se hacía cargo del bajo y Tony McCarrol se situaba tras la batería.
“Definitely maybe” coleccionaba canciones que veinte años después son himnos de la banda. A los temas mencionados hay que unir “Live forever” o “Shakermaker”, que encandilaron a unos fans que solo un año después vieron cumplidas sus expectativas con un segundo disco, "(What’s the story) morning glory?”, que incluía un single ya universal como “Wonderwall”.
Con el paso de los años, Oasis llegó a publicar ocho álbumes, y aunque ninguno estuvo a la altura de sus dos primeros, siguieron contando con el apoyo fiel de sus seguidores.
Tampoco ayudó el difícil contexto de una banda candente, con frecuentes desencuentros, broncas, y entradas y salidas de nuevos integrantes.
En 2009, Noel dio el portazo definitivo y Liam se quedó con el resto de la banda en Beady Eye, mientras su hermano arrancaba su carrera en solitario.
Curiosamente, Noel parecía prever el destino de Oasis ya en 1996, cuando en una respuesta al periodista Cyril Deluermoz se expresó, como es habitual en él, sin complejos ni modestia de ningún tipo.
“Lo que es cierto es que no tocaré en ningún otro grupo aparte de Oasis -decía Noel-. Cuando lo dejemos, me plantearé mi carrera en solitario. Está fuera de cuestión montar otro grupo después de haber sido guitarrista y compositor del grupo de rock más grande del planeta”.
Por David Villafranca