Ciudadanos cubanos contactaron con una organización paraguaya dedicada a la venta de documentos falsos para comprar pasaportes paraguayos, con elementos adulterados. Los compradores no son prófugos de la Justicia, sino que buscaban salir con estos documentos del país.
Así lo señaló ayer el subcomisario Diosnel Alarcón, de la División de Delitos Informáticos de la Policía. Representantes de la Policía y la Fiscalía brindaron detalles de la detención de dos policías y un gestor por la venta de pasaportes del Departamento de Identificaciones.
La fiscala del caso, María Luján Estigarribia, imputó ayer a los policías Julio Alegre y Cirilo Amarilla, además del gestor Carlos René Franco Maíz, por producción de documentos no auténticos, soborno agravado y cohecho pasivo agravado. La agente pidió al juzgado la prisión preventiva para todos ellos.
El comisario Carlos Duré, de la citada división policial, relató que la investigación se inició dos meses atrás, con la incautación en el aeropuerto Silvio Pettirossi de una encomienda con destino a Cuba. La caja, abierta con orden judicial, contenía cuatro pasaportes paraguayos que nunca fueron retirados de Identificaciones por las personas que los solicitaron. Los documentos tenían, sin embargo, las fotografías de otras personas.
“Estos ciudadanos ya fueron identificados. Son cubanos que en algún momento habrán pedido a esta organización que les envíen pasaportes a través de encomienda. Según lo que pudimos verificar no tienen ellos antecedentes en su país. Como sabemos que los ciudadanos cubanos de repente quieren trasladarse a otro país, como por ejemplo, Estados Unidos o Europa, ellos necesitan un documento que les sirva. Ellos querían salir de Cuba”, explicó ayer Alarcón.
INVESTIGACIÓN. A partir de ahí, los investigadores comenzaron a indagar sobre las personas que enviaron la encomienda. Finalmente montaron un operativo encubierto, filmado con cámaras ocultadas, en donde detuvieron al gestor Franco tras comprar los pasaportes de los dos policías.
Un policía se hizo pasar como un interesado en comprar un documento falso. Franco le exigió G. 4 millones y después acudió a los policías para comprar pasaportes. Los policías cobraron por cuatro pasaportes, pero entregaron siete a Franco, para que este elija cuáles se adecuaban, en edad y género, a los que su comprador buscaba, relató ayer la fiscala Estigarribia. La participación de los policías era simplemente la de vender los documentos, pero la falsificación era realizada por otras personas, según la investigación.
Los investigadores están aguardando los datos de pericias de teléfonos para identificar a los otros involucrados. El comisario Duré señaló que algunos de los pasaportes incautados ya estaban vencidos y tenían un sello de “prórroga”. “Podían servir en otros países pero no acá", aseguró.