14 mar. 2025

Cuestionamientos al TSJE

La democracia es el sistema político que defiende la soberanía del pueblo y el derecho de este a elegir y controlar a sus gobernantes

Esta forma de gobierno se va construyendo poco a poco, sobre la base de la credibilidad de las instituciones. Y una pieza clave en ella es el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE).

Partamos de la base de que fue renovado recientemente, con dos ministros –César Rossel y Jorge Bogarín– que tuvieron mayoría absoluta en el Senado de parte de todos los sectores políticos del país. Eso les da legitimidad y, sobre todo, credibilidad, ya que los dos son respetados juristas. Ambos son de la oposición, por lo que se puede decir que hay mayoría contraria al partido de Gobierno.

A esto se suma que, de todas las instituciones, el TSJE es una de las más creíbles del país, al punto que desde la caída de la dictadura, en todas las elecciones realizadas hasta el momento los candidatos reconocieron los resultados, y no hubo mayores cuestionamientos, lo que avala su trayectoria de varios años.

En esta ocasión, hubo control suficiente. El día de las elecciones no se hicieron mayores denuncias de los apoderados, salvo algunos puntos. En ese sentido, los observadores de la Unión Europea reportaron casos de voto asistido contrario a las disposiciones legales, como el de votantes a los que se asistió sin que tuviesen una discapacidad patente.

Citan que observaron directamente siete casos de compra de votos y otros cinco de indicios de compra de votos y transporte organizado de votantes.

Incluso, la UE señaló que “la administración electoral a nivel central, el TSJE, demostró profesionalidad y transparencia en su manejo del proceso electoral. Los partidos políticos tuvieron acceso a todas las etapas de los preparativos y pudieron expresar sus preocupaciones a las autoridades electorales”.

Y estos observadores internacionales recorrieron los locales de votación. De esta manera, en las elecciones no se registraron mayores incidentes. Incluso, tras darse a conocer los resultados finales, el segundo candidato más votado reconoció la derrota.

Sin embargo, un día después, un grupo grande de personas reclama que hubo fraude. La cuestión es que se llama a hacerlo en forma violenta, lo que conspira con la institucionalidad y la credibilidad de una institución que justamente tiene eso como mayor virtud.

El resultado de las protestas fueron destrozos, detenidos, vehículos incendiados, entre otros. Incluso, varios candidatos se sumaron a cuestionar los resultados y pedir auditorías internacionales, inclusive.

Este es el momento en el que el TSJE debe admitir todas estas solicitudes y realizar estos controles requeridos, pero siempre y cuando se haga por las vías institucionales, para evitar cualquier tipo de incertidumbre sobre el proceso electoral. Es que no se puede socavar la credibilidad sin tener evidencias.

La violencia no es el camino, y por eso es que hay que ser totalmente transparente en este tema. El hecho de que no nos gusten los resultados de las elecciones no quiere decir que no los aceptemos. Un verdadero demócrata escucha la voz del pueblo y construye patria de esa manera. Habrá otra elección en cinco años, y hay que aprender de los errores.

Pero cuestionar los resultados sin mayores pruebas, donde se tuvo control desde el principio, con una mayoría opositora en la institución electoral, no es sano para la democracia. Y mucho menos si esto se realiza en forma violenta.

Esto hace que toda la imagen país que tenemos sea quebrantada por estas dudas instaladas hacia una institución que durante todos estos años de democracia gozó de una alta credibilidad.

Con ello, el TSJE debe admitir que se realicen los controles para que no queden dudas sobre la legitimidad de los comicios, pero también hay que aportar pruebas y no cuestionar por cuestionar a una institución que hasta ahora fue bastante creíble.