Ricardo Ruiz tiene 50 años y su labor es recibir a los cientos de miles de peregrinos que, después de llegar a la Basílica Menor de Caacupé, acuden hasta el Tupãsy Ykua.
Don Ricardo ya lleva 13 años de su vida dedicando todo su tiempo a cuidar el lugar donde los devotos de la Virgen de Caacupé van a beber agua fresca, descansar un poco y recargar energía después de una larga peregrinación.
El Tupãsy Ykua está situado frente a la plaza Defensores del Chaco. Es un lugar rodeado de pintorescos puestos de venta, donde se pueden conseguir botellas y bidones de varios tamaños, colores y modelos, para llevar el agua de la Virgen Azul. Según la creencia, esa agua es pura y sanadora.
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Todos los años, el cuidador espera ansioso a los fieles paraguayos y extranjeros que llegan hasta la capital espiritual del Paraguay.
El hombre aseguró que están trabajando intensamente y ultimando todos los detalles para que el recibimiento sea lo mejor posible. “Estamos preparados. Todos los días llegan una gran cantidad de personas que se acercan con fe, alegría y agradecimiento a la Virgen de Caacupé por los milagros que recibió”, dijo a Última Hora.
Además, comentó que su motivación para seguir trabajando en el lugar es la fe que ve en las personas que llegan hasta Caacupé, acompañadas de las historias de vida de los creyentes que alguna vez realizaron alguna oración o pedido a la Virgen.
Extranjeros devotos a la Virgencita Azul
“Cuando los extranjeros vienen siempre recuerdan la última vez que llegaron hasta este lugar”, recordó. Agregó que en la fiesta mariana aumenta la visita de devotos de Brasil, Argentina y España. Emocionado, resaltó la fe que muestran a la Virgen.
Entre el movimiento constante que se da en el lugar, hizo un poco de memoria y compartió la historia de una joven que con mucha esperanzas se acercó hasta el Ykua y pidió un milagro a la Virgen.
“Ella le pidió mucho a la Virgen poder quedar embarazada. Los médicos no le daban muchas esperanzas”, relató. Pasaron los años y esa misma joven volvió, pero ya con un niño en sus brazos cargando agua del Ykua en una botella, contó el cuidador.
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“Esas cosas me motivan. Yo guardo siempre la fe de la gente. Esto no es propaganda, es un testimonio verdadero”, refirió.
Don Ricardo tiene cinco hijos, es catequista y vive con su familia en la compañía Aquino Cañada, en Caacupé, Departamento de Cordillera. Todos los días y con el mismo entusiasmo se levanta para ir hasta el Tupãsy Ykua, atender a los devotos y cuidar la fuente de agua de la Virgen.