Delvalle asegura que fue víctima de “artimañas jurídicas” utilizadas por el jefe comunal para quedarse con el establecimiento. Según el denunciante, el restaurante pertenecía inicialmente a él y a su difunto hermano, Arístides Aguilar, quien también fue intendente de la localidad antes de fallecer durante la pandemia. “Jamás vendí el local ni firmé documento alguno. Todo lo que están utilizando en mi contra es falso”, afirmó.
El afectado señaló que la administración municipal habría ejercido presiones constantes para dificultar la operación del negocio, incluyendo trabas para el pago de impuestos y amenazas sobre supuestas irregularidades sanitarias.
“Mientras intentaba regularizar mis documentos, el jueves pasado ingresaron por la fuerza y candadearon el local sin ningún proceso judicial previo”, denunció.
Delvalle también acusó a un abogado y concejal local de haberle ofrecido G. 5.000.000 como compensación y de presentar a un supuesto nuevo dueño del restaurante, a quien identifica como un secretario cercano al intendente. “Es doloroso que mi propio hermano, que tiene tantos recursos, me haga esto. Este restaurante es lo único que tengo para sostener a mi familia”, expresó.
Contraparte. El jefe comunal negó las acusaciones y aseguró contar con documentos que prueban la venta del restaurante por parte de su hermano. “Estas denuncias son producto de la influencia de un sector que busca perjudicarme políticamente”, manifestó.
El intendente afirmó que está analizando acciones legales contra Delvalle por lo que considera acusaciones infundadas.
El conflicto ha generado conmoción en la comunidad de Trinidad, ya que implica a miembros de una misma familia y pone en tela de juicio el manejo de recursos municipales en un lugar de gran atractivo turístico como lo son las reducciones jesuíticas.