Pero nada más terminar la cumbre, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, afirmó que Rusia y sus dirigentes “no están listos para una paz justa, después de que su homólogo ruso, Vladímir Putin, exigiese la rendición de facto de Ucrania para iniciar las negociaciones.
Más de dos años después de la invasión rusa de Ucrania, los dirigentes y altos cargos de más de 90 países se reunieron en un lujoso complejo hotelero en la ciudad suiza de Burgenstock, para intentar poner fin al mayor conflicto en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
La cita, en la que Rusia no estuvo presente, cerró con una declaración respaldada por cerca de 80 de los 92 países participantes. Brasil, India y Arabia Saudita no figuraban entre ellos.

El documento reafirmó “los principios de soberanía, independencia e integridad territorial de todos los Estados, incluido Ucrania”, llamó a realizar un canje de prisioneros y pidió el regreso a casa de los niños deportados a Rusia.
También pide “la implicación y el diálogo entre todas las partes” del conflicto para poner fin a las hostilidades.
La cuestión de “cómo y cuándo se puede incluir a Rusia” en el proceso de paz sigue pendiente, reconoció Viola Amherd, presidenta suiza y anfitriona de la cumbre.
“Sabemos que la paz en Ucrania no se conseguirá de un plumazo. (...) Esta (cumbre) no fue una negociación de paz, porque Putin no se toma en serio poner fin a la guerra”, subrayó el domingo Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.
Zelenski, que indicó que habría una segunda cumbre por la paz, quiere unir a la comunidad internacional en torno a una propuesta de paz que podría ser presentada a Moscú.
La reunión se celebró en un momento delicado para Ucrania en el campo de batalla, donde las fuerzas rusas son más numerosas y están mejor equipadas.
Putin planteó el viernes unas condiciones que Kiev considera inaceptables para iniciar las negociaciones.
Los participantes de la cumbre se dividieron el domingo en tres grupos de trabajo: seguridad nuclear, asuntos humanitarios, seguridad alimentaria y libertad de navegación en el mar Negro.
declaración final. La declaración final exige la liberación “mediante intercambio completo” de las prisiones de guerra y también de “todos los niños ucranianos deportados y desplazados ilegalmente” por Rusia.
El texto también pedía que todos los civiles ucranianos detenidos ilegalmente fueran “reenviados a Ucrania”.
En las conversaciones sobre seguridad alimentaria se examinó la caída de la producción y las exportaciones agrícolas, que tuvieron un efecto dominó en todo el mundo, ya que Ucrania era uno de los graneros del planeta antes de la guerra.
El comunicado subraya que “la seguridad alimentaria no debe instrumentalizarse en ningún caso” y que debe garantizarse la libertad de navegación en el mar Negro y el mar de Azov. Finalmente, el documento también pide que Ucrania recupere el control “pleno y soberano” de la central nuclear de Zaporiyia, la mayor de Europa. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) advirtió en repetidas ocasiones del riesgo de una catástrofe nuclear en esta instalación controlada por las fuerzas rusas.