19 sept. 2024

Dani Vuyk: “Sentí que sané cuando llegué al mundo del arte, siempre fue mi terapia”

De una infancia difícil por la pérdida de su padre, de lidiar con ataques de pánico, superarlos y soñar con ser un gran artista, hoy logró conquistar al público con personajes icónicos como Viche, Vichenzo y además ganar el Baila.

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DARDO RAMÍREZ

Me llamo Daniel Zenon Vuyk y tengo 27 años. Desde muy chiquito sentí que quería ser artista. En el colegio yo era el que imitaba a la maestra, a los compañeros. Tenía habilidades en todo lo artístico. Me destacaba en las materias de música, teatro, danza, artes plásticas. Siempre fui muy creativo.

Desde niño ya quería estudiar actuación, pero mis padres como que no le daban suficiente importancia a eso. La actuación, hasta hace un tiempo, era como que estaba mal visto en el sentido de cómo vas a vivir de eso. Y es increíble porque hoy es mi trabajo, mi oxígeno, mi fuente de vida. Es lo que me abrió tantas puertas, lo que me llevó al éxito, lo que me sana de muchos problemas, el arte en general.

Tempestades

Mi infancia pasé en Fernando de la Mora. Luego nos mudamos a Mariano Roque Alonso y fue allí, cuando tenía 9 o 10 años, que mi papá falleció de un infarto, de manera sorpresiva. Él era técnico industrial, arreglaba máquinas. Era capísimo, muy creativo, es de lo que sería robótica hoy día.

Cuando se murió empezaron los problemas económicos en mi familia. Somos tres hermanos, soy el menor y tengo dos hermanas mayores. Mi mamá, a la que más le parezco físicamente, era modista. Como era chico, muchas cosas no entendía. Pero a medida que fui creciendo le necesitaba cada vez más a mi papá y ahí venían las inseguridades, los miedos. Esa carencia económica también causaba inseguridades.

Gracias a Dios siempre fui un bendecido. Recuerdo un día que tenía mucha hambre y no tenía qué comer y de repente escuché que alguien golpeaba la ventana, era el vecino que venía con un plato de asado enorme y riquísimo. O sea, parecía que no tenía nada, pero después la vida me regalaba algo mucho más lindo y hoy me quedo con ese mensaje.

Luego mi hermana emigró a los Estados Unidos y nos ayudaba económicamente. Algo simpático era que no tenía plata, pero siempre estaba bien vestido porque mi hermana era la que me enviaba las ropas de allá.

Cuidar la salud mental

En la época de colegio comenzaba a sentirme mal y se me subía la presión arterial. Los profes decían: Ah, es la presión alta y me daban un vasito con limón para que se me pase, pero con el correr del tiempo me di cuenta de que eso ya era emocional, a raíz de un pico de estrés. Me marcó mucho la ausencia de mi papá, hay muchos traumas internos que todos tenemos en el inconsciente que de repente hacen que te sientas mal de la nada.

Comenzaba a tener ataques de pánico. Después ya no podía hacer ciertas cosas cotidianas como ir a un lugar donde había mucha gente. De la nada me empezaba a sudar las manos, me agarraba taquicardia. Terminé el colegio sin tratamiento y quedé como dos años sin hacer nada, sin saber a dónde ir, sin tener una respuesta, sin saber lo que me pasaba.

Después busqué ayuda por todos lados; hice terapia, yoga, fui al sicólogo, fui al siquiatra, recibía a gente que me rezaba. Hasta que fue pasando y sentí que me sané cuando llegué a la actuación, a lo que yo iba a hacer en la vida, a lo que amaba de verdad y desde ahí no paro. El mundo del arte siempre me salvó y es terapia para mí.

El pánico sigue pero está ya tratado y controlado. Depresión no tuve porque siempre tuve mucha fe, creía que se podía mejorar, siempre supe que eran momentos nomás. Sí me ponía muy triste porque no podía avanzar en lo que quería, pero a la vez digo que todo pasa por algo, todo como que me enseñaba algo.

Mucha gente no quiere hablar de estos temas por temor a ser juzgados, pero a todos nos puede pasar. Si te sentís mal es importante buscar ayuda.

Mundo artístico

En el 2018, aún siendo estudiante de la carrera de actuación una directora de teatro me convoca para una obra muy importante, un clásico de Moliére, y yo muy inseguro, digo, ¿será que voy a poder? Me pusieron a actuar al lado de actores realmente de primer nivel y mucha gente se sorprendió porque no se notaba la diferencia, de que yo era estudiante.

En muchos casting me dijeron que no, pero en otros me dijeron que sí. Entonces, ese fue mi motor para seguir. Es muy importante no rendirse, el presentarse aunque te digan que no.

Yo amo más crear personajes que imitar. Estuve como dos años en un programa televisivo de humor hasta que terminó mi contrato y quedé solo en el mundo del teatro, pero quería seguir en los medios. Envié mi currículum por todos lados, pero no recibía retorno. Hasta que un día aparece la oportunidad de hacer una serie con los maestros Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori.

Antes de saber si quedaba estaba nervioso porque era un proyecto grande, era la serie de Marilina, era para Telefuturo y yo ya sabía que venía un éxito muy grande y que mi vida iba a cambiar. Quería que los maestros me conozcan, quería entrar por lo menos de extra.

Hasta que me llaman para hacer el papel de Viche en la serie. Fue muy lindo, muy mágica la conexión con los otros compañeros actores, el éxito de la producción. Al salir a la calle la gente se me acercaba, tuve esa aceptación y me daba como un flashback de todo lo que yo viví en mi infancia, de ese chico que soñaba con ser algo, que se preguntaba tantas cosas, de si valía la pena o no luchar por el teatro, por lo audiovisual, por el arte, y estaba ocurriendo.

Luego ya me contratan para otros programas de televisión como Polibandi, para hacer el personaje de Vichenzo y empieza otra escalada importante. Ahora gané la competencia del Baila Conmigo Paraguay. Lo único que me queda es disfrutar el momento. Y seguir soñando con grandes cosas; hacer cine, llevar el guaraní en el exterior. Mi consejo es que no dejen de soñar, y más que eso: Imaginar que pueden lograr lo que quieren, es pensar todo el tiempo, trabajar por eso. Al pensar que vos querés ser, por ejemplo, ser un gran actor, te va a llevar a formarte, a buscar herramientas.

Yo nunca dejé de imaginar. Cuando llegaba a mi casa, me imaginaba entrando a un canal de televisión. Antes de dormir cerraba los ojos y soñaba con un teatro lleno. El poder de la mente es muy grande, y existe, la fe también existe, entonces nunca dejar de pensar en lo que quieras ser.

Cuando llegaba a casa, me imaginaba entrando a un canal de TV. Antes de dormir cerraba los ojos y soñaba con un teatro lleno. El poder de la mente es muy grande.

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