Las proyecciones nacionales y regionales indicaban hasta 2019 que la población paraguaya sobrepasaba los 7.000.000 de habitantes. Sin embargo, ya antes de la pandemia el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) había actualizado las proyecciones regionales, incluido a Paraguay, dando cuenta de un fenómeno que no es exclusivo de nuestro país.
La reducción de las tasas de fecundidad traducidas en el menor número de hijos por mujer es el principal determinante de las reducciones de las proyecciones de población. En el caso de Paraguay, los datos revelan que se agrega una migración neta negativa, es decir, salieron del país más personas de las que ingresaron a vivir. La salida de mujeres jóvenes –en edad fértil– explica una parte importante del resultado migratorio.
En este contexto, los resultados del Censo dan cuenta de la relevancia de atender las cuestiones de género y, sobre todo, las desigualdades que se manifiestan en la falta de oportunidades de las mujeres frente a sus aspiraciones.
Las estadísticas nacionales y los estudios cualitativos muestran los cambios que están sucediendo en las mujeres. Ellas aumentaron sus niveles educativos, tienen una mayor presencia en carreras que habían sido exclusivas para los hombres en el pasado como la Medicina o las ingenierías y presentan un sistemático incremento de su oferta laboral.
A estos avances se contraponen los múltiples obstáculos como una mayor precariedad del empleo, menores ingresos, múltiples formas de violencia de género en los hogares, las calles y lugares de trabajo en comparación con los hombres.
Estos cambios en sus comportamientos y aspiraciones no han sido acompañados por políticas sociales, laborales o de cuidado que faciliten el avance de las mujeres, por lo que no resulta llamativa no solo la migración femenina buscando ampliar sus oportunidades, sino también la fuerte reducción del número de hijos por mujer a nivel interno.
Los nuevos datos censales constituyen una oportunidad para analizar no solo los cambios que ocurren en las mujeres, sino también en el resto de la población, ya que permitirán visualizar el crecimiento de las ciudades en un contexto de progresiva urbanización en las dos últimas décadas, la situación de grupos específicos como la primera infancia, los pueblos indígenas, las poblaciones fronterizas, el avance de los servicios públicos en los municipios, entre otros aspectos necesarios para una mejor planificación de las políticas y de la distribución de los recursos públicos.
Mientras la población cambia rápidamente, en muchos aspectos Paraguay se ha estancado. Hay políticas públicas que no han cambiado en las últimas dos décadas y ello ha impedido que nuestro país capitalice las ventajas que ofrece el bono demográfico, la mayor educación de las mujeres, la inserción económica mundial con mayores estándares de calidad y, por ende, con precios más altos para productos que Paraguay podría ofrecer si su economía se modernizara.
El Censo proporcionará información con altos niveles de desagregación etaria, regional, económica y cultural por citar solo algunas dimensiones. Tanto la sociedad como el sector público tendrán datos para debatir y dialogar de manera inteligente sobre el presente y los desafíos futuros.