Analista. Es uno de los tantos informáticos que siguen evolución y nivel de transmisión del Covid. Lectura. Sin pretenderlo, había anticipado que a finales de mayo se podría tener pico de contagio. Clave. Hay formas de facilitar la identificación de los casos sin nexo mediante aplicaciones móviles. Apuesta. El Gobierno -dice- debería apostar por la tecnología, pese a la polémica que subyace detrás.
Entrevista al Dr. Christian Von Lücken
Es importante empezar a contarle a la gente los lugares donde los casos sin nexo están apareciendo, guardando estricto anonimato. Hay que tomar medidas para reducir el tránsito de personas entre departamentos; para evitar que ocurran eventos de supercontagio. La herramienta se convierte en un facilitador y tiene potencial de salvar vidas, a expensas de ceder parte de la información personal.
No es médico, neumólogo ni virólogo. Pero es doctor en Informática. Y como tal, siguió de cerca la evolución del nuevo coronavirus desde su ingreso al país. Rodeado de algoritmos y modelos matemáticos, analizó el avance y comportamiento del Covid-19 desde el contagio cero: su trayectoria, sus fluctuaciones y sus atajos.
Christian Von Lücken suscribe que ante los primeros casos, de dos “supercontagiadores” –como lo llaman–, el aislamiento temprano permitió contener el avance del virus. Al punto que su nivel de transmisibilidad, o factor R, pasó de ser 1.7 a por debajo de cero.
Pero ese escenario cambió con la llegada masiva de connacionales, a mediados de abril. El grueso que venía de Brasil estaba contagiado. Con lo que se disparó la cifra de infectados y puso a prueba lo que se había logrado hasta entonces.
Bastó un descuido, que una persona evada o cruce la línea de los protocolos sanitarios para que todo se tambalée: Un militar que contactó con una albergada se convirtió en el supercontagiador de Paraguarí, junto a su casero. A su vez, muchos de los que volvieron evitaron los controles fronterizos: ingresaron clandestinamente. Por eso, hoy, varias ciudades de Alto Paraná presentan una repentina circulación comunitaria de los denominados casos sin nexo.
Vulnerados los dispositivos de vigilancia analógica, y por su afición a la tecnología, considera que las autoridades deberían poner atención a los beneficios que ofrecen hoy las aplicaciones móviles. Justamente, para no perderle el rastro al virus ni a sus huéspedes. Como es invisible a los ojos, se deja ver solo en los infectados, pero después de diseminarse en cantidades insospechadas.
–Estuviste desde los primeros días siguiéndole los pasos al virus. ¿Cómo definirías el comportamiento que tuvo, en términos de propagación?
–En Paraguay la propagación es controlada, pero estamos caminando en la cornisa. El virus es extraordinariamente transmisible y la misma sensación de control está produciendo que nos relajemos.
–¿Qué evidencian los gráficos sobre la evolución que está teniendo el virus en el país?
–De acuerdo a los números que se reportan desde el Ministerio de Salud Pública se puede ver que la epidemia apenas ha registrado casos; podemos decir que apenas está comenzando. Si comparamos con los números que los modelos matemáticos proporcionaron tres meses atrás, estamos muy lejos de la situación catastrófica que dichos modelos planteaban. Sin embargo, si no mantenemos los cuidados todo el esfuerzo solo significará haber retrasado el inicio de la epidemia.
–En mayo pasado habías avisado que el pico real de contagio se tendría a finales de ese mes. ¿Qué fue lo que pasó para que –al parecer– haya mucho de cierto en tu proyección?
–En realidad no había dicho eso. Lo que había mencionado es que recién a finales del mes pasado podríamos tener una evaluación adecuada de la primera fase de la cuarentena inteligente y que como punto importante debería considerarse los albergues y la gente que trabaja en torno a ellos. Consideré que este podría ser el punto más débil.
–Llegamos a tener 1.7 en el nivel de transmisión, o factor R, y hubo un tiempo que bajó a 0.5; o sea, uno contagiaba a menos de una persona. ¿En qué situación estamos hoy con respecto al valor R?
–Hoy sabemos que tenemos el caso de un supercontagio. Como tenemos muy pocos casos en general, ese evento hace que los cálculos sean difíciles de realizar. Hay que esperar un ratito para eso. Se requiere de una mayor ventana de tiempo porque el contagio comunitario estaba calmado hasta que aparece un supercontagiador que viajó de Ciudad del Este a Paraguarí y su casero que llevó (la enfermedad) a Central. Y está este chofer (procedente de Chile) que contagió también a mucha gente de Capiatá.
Todo esto se pudo dar porque está demasiado flexibilizada la forma en la cual la gente se mueve entre departamentos. O sea, no es razonable que exista tanta libertad en un momento como este para, sin ningún motivo justificado, permitir que la gente se vaya de un departamento hacia otro.
Básicamente se movieron por todo el país. Eso te mata cualquier planificación.
Esta situación nos cuenta el evento del supercontagio; nos cuenta lo seria que es esta enfermedad porque la transmisibilidad de la misma es extraordinaria: Con un caso estamos juntando 44. Imaginate si todos nos movemos de esa forma, la situación en la que íbamos a estar.
–¿Considerás que se debe limitar la movilidad interdepartamental?
–Lo que deduzco es que, si es posible que la gente se mueva de esta forma tan libre, es muy fácil que esto se distribuya nacionalmente. Ese es uno de los peores escenarios porque si tenés focalizado, tomás las medidas en forma puntual; pero si tenés distribuido en todo el país va a ser más grave.
Hay que tomar medidas para reducir el tránsito de personas entre departamentos, para evitar que ocurran eventos de supercontagio. Por ejemplo, multar o sancionar seriamente a quienes organizan un funeral para decenas de personas.
Hay veo una falla comunicacional: La libertad es para trabajar. El sentido de habilitar algunas actividades es eso; que se realicen esas actividades y no el piki vóley o una reunión social. Si vamos por ese camino esto va a ser incontrolable.
–¿Todavía no se puede saber, entonces, cuál es el ritmo de contagio, el valor R?
–Hay otra medida que me preocupa y es la aceleración. Una cosa es que nos vayamos de dos a siete casos, luego tengamos nueve y 20 de los contagios locales. Eso nos va a dar la velocidad con la cual crece la enfermedad. Pero más importante que la velocidad, es la aceleración. Porque la aceleración hace que los hospitales se queden sin camas.
Entonces, eso es lo que nos va a contar estos días: Si es que se está acelerando de una forma extraordinaria. Porque hubo un día en que subió de cero a 11 (casos locales) y al día siguiente bajó un poquito y después subió con respecto al anterior. Eso hay que ver qué pasa porque si se mantiene acelerado (el contagio), podemos predecir que va a haber un crecimiento exponencial.
Por ejemplo, si el porcentual de crecimiento con respecto al día anterior no es muy grande, no nos va a contar nada. Lo importante es tomar una ventana de tiempo y promediar esa ventana. Un día en particular puede ser un error de día de muestreo nomás. Por eso es insuficiente. Todavía no transcurrió el tiempo suficiente como para que esos errores de muestreo desaparezcan. Otro ejemplo: tuviste 22 días y estos son los 22 que conocí, se toman las muestras y aparecieron los contactos; pero no refleja un comportamiento general en el transcurso de los días.
–¿Creés que el reciente pico de sin nexo determinará una mayor progresión del nivel de contagio?
–Recordemos que, según informaron, a varios considerados sin nexo en un momento posterior les encontraron el nexo epidemiológico. Sería bueno contar con esa información actualizada a fin de poder realizar un mejor análisis.
Lo que podemos decir es que estos casos representan, en general, la punta del iceberg; casos que, por algún motivo, ya han llegado hasta un servicio de salud y se ha considerado la necesidad de analizar.
Detrás de cada sin nexo real hay un conjunto impredecible de casos asintomáticos o con síntomas leves que no han precisado asistencia médica y que, por tanto, no han sido testeados.
Esta es una enfermedad de la interconexión, mientras no se limiten o autolimiten la movilidad de las personas y la interconexión de las personas de una manera radical, es de esperar que el número de casos aumente. Se apela a la responsabilidad de las personas que hasta ahora, en general, han demostrado un comportamiento correcto.
–¿Se puede hacer un seguimiento de cómo aparecen los sin nexo?
–Eso es lo preocupante y deberíamos estar en conocimiento de cómo aparecen los sin nexo. Es importante empezar a contarle a la gente los lugares donde los casos sin nexo están apareciendo. Inclusive guardando en el estricto sentido del anonimato. Creo que no va a afectar que nos digan: ‘fue en la ciudad de Lambaré, hacia el barrio tal’. Porque es información que nos puede salvar.
–¿No generaría eso una mayor paranoia?
–En muchos países es de información pública los lugares donde han estado las personas detectadas como enfermas. Por ejemplo: Singapur cuenta los lugares públicos que no sean puestos de trabajo ni transporte público. Te dice, por ejemplo, visitó el Banco Nacional de Fomento (BNF) entre las 9.00 y las 10.00. Entonces uno sabe que si estuvo en el BNF entre las nueve y las diez de la mañana de ese día tiene que prestar particular atención de los síntomas que pueda presentar.
Pero esa información es insuficiente como para que yo diga quién fue (el positivo). El punto es que hay que llegar a un momento en que esto se tiene que normalizar; no como dice la Policía que ‘si te enfermás es por tu culpa’.
–¿A qué te referís con eso de normalizar?
–A que no se satanice. Siempre el enfermo es víctima. Nadie se enferma porque quiere y menos en una enfermedad como esta. Eso hay que destruir y una de las formas es visibilizando. Es gente normal, gente que va a su trabajo, tomó las medidas, pero igual se puede enfermar.
–Visibilizar los casos, ¿qué creés que generaría?
–Que la gente tome precauciones. En estos días puse el ejemplo de Singapur, que está haciendo varias cosas. Una es que utiliza la tecnología: A través de un sistema de código QR que se pone en la entrada de los lugares públicos, uno puede pasar su teléfono y capturar su entrada. Entonces, si es que hay algún evento (de contagio) la gente va a poder enterarse porque deja trazos por dónde va. Por otra parte, coloca como información la ubicación, hora y día en los lugares públicos de la gente que dio positivo en los últimos 14 a 21 días.
–¿Eso dónde se publica?
–En una página web del Gobierno. Uno entra y ve dónde estuvieron los casos positivos: en el parque tal, estuvo en tal lugar, fue a la plaza... Y dice, claramente, arriba, una indicación: ‘si usted estuvo en estos lugares preste atención de la aparición de los síntomas’.
–Vi que en Twitter planteás al Ministerio de Salud y al de Tecnología de la Información (Mitic) adoptar la tecnología ¿Es posible cercar al virus con aplicaciones móviles?
–Existe un gran número de iniciativas tanto a nivel local como internacional que apuntan a la utilización de tecnología para proveer información a las personas sobre lugares y horarios en los cuales aquellas personas infectadas han estado. Esto es particularmente útil para que tengamos mayor atención en caso de haber estado expuesto a posibles síntomas que pudiéramos desarrollar.
Hay muchas formas de implementar esto; una de ellas –como te decía– es que cada oficina de atención pública posea un código QR y las personas que asistan a tales espacios realicen un registro; esto permite facilitar recordar nuestro circuito e informar en caso de ser necesario.
Además, existen aplicaciones que permiten hacer un seguimiento de contactos. Algunas utilizan también el esquema de código QR, otras utilizan la antena Bluetooth del teléfono. En estas últimas cuando una persona, con la aplicación instalada, se acerca a otra que también lo tiene se realiza un registro; se puede guardar además el tiempo de la interacción. En caso de que alguna resulte positiva en un test se informa a través de la aplicación a las personas con las que tuvo interacción para que estas se aíslen y tomen las previsiones. Estas herramientas tienen como objetivo facilitar la construcción de los árboles de contacto.
–¿Qué otras experiencias hay y se usan en Paraguay?
–Alrededor de 21 países en el mundo poseen una aplicación oficial de seguimiento de contactos y al menos unos 10 analizan la utilización de una. Recientemente, Francia lanzó su aplicación StopCovid; en Suiza han desarrollado DP-3T, una aplicación de software libre descentralizada. Estas utilizan la tecnología Bluetooth como expliqué anteriormente. Por su parte, Islandia tiene una aplicación Rakning C-19 que es un poco distinta. Esta usa información de GPS para facilitar el rastreo de los contactos.
Acá existe una aplicación desarrollada recientemente, VICO (www.vico.com.py), pero no cuenta con un soporte oficial. Y hay algunas empresas locales que usan herramientas similares para hacer un seguimiento de contactos de sus empleados. En general, su utilización es voluntaria y son más útiles cuando hay un número mayor de usuarios. Existe un interesante e intenso debate sobre el uso de este tipo de herramientas. Hay consideraciones sociales, de seguridad de datos, diferentes modelos de implementación, etc., que deben ser estudiados. Necesitamos que en el país se analice utilizar estas herramientas.
–¿Se pueden rastrear, entonces, los contagios para cercar al virus circulante?
–Exactamente, a medida que un número importante de personas utilicen este tipo de herramientas podrá ser más factible realizar el rastreo de los contagios.
–¿Son caras estas tecnologías?
–No. Además, considerando la relación costo-beneficio, mucho menos. En la actualidad hay varias de estas herramientas que se distribuyen de forma gratuita; hay desarrollos internacionales que podrían solicitarse, y por sobre todo existen desarrollos locales de gran calidad que también se pueden utilizar de forma gratuita.
–¿De qué depende que el Gobierno adopte estos dispositivos de control?
–Del interés en destinar y organizar los recursos para el desarrollo e implementación de estas herramientas. Creo que es más bien una decisión.
–Ahora la pandemia trajo esto de que estamos en la era de la biovigilancia. ¿Qué pensás sobre el peligro de la pérdida de las libertades a expensas de estas tecnologías?
–Particularmente yo no creo que las tecnologías señaladas en particular presenten un peligro. Existen formas de anonimizar la información, y se requiere la aceptación de las personas para la utilización de la información recopilada.
–¿No se superponen lo legal y lo ético? ¿Qué opinás?
–Yo no encuentro una contraposición entre lo ético y lo legal en el uso de estas herramientas. Por el contrario, creo que en caso de ser implementadas debe ser considerado como un compromiso ciudadano utilizarlo. Creo que hoy es importante comprender que, considerando la velocidad de contagio de esta enfermedad, las técnicas típicas para realizar el seguimiento de contactos hoy son de aplicación muy lenta cuando el número de casos es muy grande, la gente que realiza este trabajo hace un esfuerzo extraordinario.
Acá la herramienta se convierte en un facilitador de la tarea que estas personas realizan y tiene el potencial de salvar vidas, a expensas de ceder voluntariamente parte de la información personal, que de todos modos es solicitada.
El seguimiento de contactos se vuelve una cuestión de interés público, al cual los ciudadanos deberíamos colaborar.
Perfil
Christian Von Lücken
Doctor en Informática y magíster en Ingeniería de Sistemas por Universidad Nacional de Asunción (UNA), e ingeniero en Informática por la Universidad Católica Nuestra Señora de la Asunción. Además, posee el título de Especialización en Ciencias Sociales con énfasis en Desarrollo Social y el de Especialización en Ciencias Sociales con mención en Sociología y Política de la Educación por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso). Realizó varios cursos como Diplomado en Políticas Públicas para la superación de la pobreza en América Latina de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile (online); Capacitación en Ciencia, Tecnología y Sociedad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), entre otros.
Es miembro senior de la Association for Computer Machinery (ACM), de Estados Unidos, y desde 2011 es investigador categorizado en el Conacyt, Nivel 1. Ha participado en varios proyectos y como revisor de varias revistas científicas y eventos, y ha publicado varios trabajos en revistas y congresos. Desde 2017 es director de la carrera de Ingeniería en la Facultad Politécnica de la UNA.