La simulación tiene en el guaraní esa expresión entre jocosa e ingenua. Refleja picardía y deshonestidad, pero fundamentalmente refleja apariencia de algo que no es real. Hemos tenido en la semana varios ejemplos empezando por el supuesto espionaje brasileño a los protagonistas de la negociación de Itaipú. Lo filtró un medio de prensa del vecino país que dio a entender que tuvo acceso a dos testimonios de agentes de la Agencia de Inteligencia ante la Policía Federal cuyo jefe quería tener una influencia mayor en esa institución. Inmediatamente, el canciller afirmó que nada sabía el Paraguay sobre el tema y “no creía que fuera verdad”. A los pocos minutos desde Brasilia decían que era real, pero que lo hicieron durante el gobierno de Bolsonaro aunque el espionaje se prolongó hasta casi seis meses de haber asumido Lula. El trabajo de hackeo tuvo al gobierno de Abdo y al de Peña como objetivos. El primero le dejó de salida una advertencia al gobierno entrante, fue un día antes de asumir y fue calificada por la jefa de Gabinete Lea Gimenez de una “bombita” diciendo que el decreto de marras era de “tontos y retontos”. Lo cierto es que la noticia demostró que el espionaje de gua´u, en realidad, esconde otras realidades Primero, Brasil no requiere espiar nada de los nuestros. Tan predecibles en todo, tan venales y entregados que siempre hay que pensar más allá de esta jugada para entender el trasfondo. El enojo de gua´u del Gobierno paraguayo de interrumpir las negociaciones del Anexo C, en realidad, es la prolongación de un obsequio para que el vecino se lleve la energía no contratada por nosotros a precio de generación. La negociación del Anexo C era justamente sobre establecer precio y mecanismo de transacción que se acerque a lo que el tratado afirma es uno de los objetivos de la Binacional que sea justo y que propenda al desarrollo. A los brasileños, les conviene nuestro falso enojo. Ganan en el tiempo ventajas que ya se prolongan por dos años. El acuerdo tendría que haberse hecho en 2023, pero los nuestros vieron que antes que los intereses nacionales estaban los mismos y constantes intereses crematísticos de los administradores de ocasión. Dieron más dinero para los proyectos sociales por 3 años más e ínterin se quedaban con la diferencia de los beneficios de la energía no contratada por nosotros a precio de generación. Con este mecanismo llevamos perdiendo más de 70 mil millones de dólares habiendo en el camino desarrollado São Paulo y sus industrias a precio vil de nuestra energía compartida. Nuestro enojo no tiene fundamento. Nadie espía a quienes son parte del negocio desde hace mucho tiempo que ya nos tienen calibrado en precio y forma. Otro hecho de similar calibre es la venta de las acciones del presidente Peña en el Holding ueno luego de haber ganado varias licitaciones con el Estado y haber sido fondeado con recursos del IPS.
Se quiere dar la impresión que al mandatario le importan los temas de conflicto de interés cuando, en realidad, se retira porque los negocios ya están consumados y concretados.
Se parece a la construcción de su mansión de la que no se tiene referencia de su título ni de quién pagó la construcción. Preocupado, pero de gua´u. La policía reprimió el lunes pasado a unos manifestantes en la explanada del Palacio de Justicia que pedían entregar un petitorio al recordar los 8 años del asesinato de Rodrigo Quintana. Los uniformados a empujones y por la fuerza les dijeron que “la explanada era del Poder Judicial”, como aquel ministro de Educación stronista que estableció la doctrina que las calles eran de la policía. Para asombro de todos, los uniformados presentaron una denuncia de gua´u contra los manifestantes ante una presurosa Fiscalía que la admitió. Todo un juego de mentiras. Espionaje, venta de acciones, demandas de policías y visita del presidente del Banco Mundial que ofrece un crédito de 2 mil millones de dólares que es la misma cantidad que dicen que se roba desde el Estado por año.
En realidad, con todo esto deberíamos preguntarnos si somos una República o en verdaderamente somos un país de gua´u.