22 abr. 2025

De la incertidumbre ¿a la inestabilidad?

El vicepresidente Hugo Velázquez, quien el pasado viernes 12 fue acusado de “significativamente corrupto” por EEUU y anunció inmediatamente su renuncia a la precandidatura presidencial, al cargo que ostenta e incluso a la vida política, el pasado jueves 18 dio un vuelco fenomenal. Se retractó de su decisión de renunciar a la Vicepresidencia hasta tanto le demuestren las pruebas en su contra. “Cuando di mi palabra de renunciar asumí que había una investigación en mi contra, pero recibía ayer (miércoles) un dictamen de la Fiscalía en el cual me indica que no existe ninguna causa en mi contra”, dijo, elevando la incertidumbre.

La decisión de EEUU contra Horacio Cartes, primero, y Velázquez, después, caló hondo en el Partido Colorado y algunas voces alertaron que el objetivo final es sacar de carrera a la ANR para el 2023. Cuando se dio la primera designación contra el ex presidente, hubo júbilo en el oficialismo. El mismo Velázquez festejó y basó su campaña dando credibilidad a la sentencia del Norte. Cuando la bomba cayó sobre su cabeza, en un principio acató la sentencia. La demora de su renuncia al cargo se atribuía a la falta de consenso en el oficialismo sobre quién le sucedería en el cargo. Lo que no se sabía es que iba anidando en la vieja guardia republicana una rebelión que afloró con el anuncio de Velázquez. La primera en dar señales fue Lilian Samaniego, quien empezó a cuestionar públicamente la intervención de EEUU y reclamó al Gobierno su posición tibia. Una postura llamativa, teniendo en cuenta que la senadora estaba sindicada por el cartismo de estar detrás de la designación del ex presidente a raíz de sus habituales visitas al Departamento de Estado.

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Sorpresivamente, el Senado convocó al canciller Julio Arriola para explicar a profundidad la metodología de EEUU y cuánto sabía el Gobierno de todo esto. “Queremos saber qué hay detrás de esto”, dijo Samaniego, reafirmando el repentino “discurso soberanista”.

Para sacarle el hierro caliente al Gobierno, el embajador Marc Ostfield fue a la Cancillería el viernes y contó en Twitter lo que le dijo al canciller: “Le aseguré que las designaciones sobre corrupción significativa no son políticas, sino que EEUU ejerce su derecho de decidir quién es elegible para ingresar a su territorio”. Luego agregó que seguirán usando todas las herramientas disponibles para combatir la corrupción, “y la decisión de utilizarlas está determinada únicamente por la evidencia y las autoridades legales”. Con este último párrafo salió al paso de Velázquez y otros designados que señalan que no hay pruebas en su contra.

Con este paso adelantado, Estados Unidos le alivianó la tarea a Arriola, quien va a enfrentar el lunes a los senadores furiosos por la no reacción del Gobierno.

LOS EXTREMOS SE ATRAEN. Aún faltan varios nudos por desatar para entender la decisión de Velázquez. Por de pronto, su giro de desafiar a EEUU es un relato que beneficia a Cartes, ya que lo acerca a su postura política. Silvio Ovelar y Lilian Samaniego, adversarios de turno, coinciden en su discurso sobre la soberanía.

El cartismo, siempre más extremo en sus posiciones, encontró en esta grieta la vía para profundizar las diferencias en el oficialismo, agitar la teoría de la traición para arrinconar a Mario Abdo y dejarlo solo con el estigma de anticolorado. “Me sorprende la actitud del Gobierno. Hugo Velázquez es un ciudadano, vicepresidente, paraguayo y es colorado”, acotó Ovelar cuando fundamentó en Senado la convocatoria al canciller. “Hay problemas entre el 1 y el 2”, acotó a su vez Bachi Núñez, agregando que la jugada de Marito fue sacar de la cancha a Velázquez para imponer a Arnoldo Wiens como precandidato presidencial. “Cartes nunca va a perdonar a Marito lo que le hizo”, acotó una fuente de Honor Colorado.

De hecho, la campaña desatada es que el presidente alienta la caída del Partido Colorado. Por ello, en el ambiente ya circulan versiones sobre la posibilidad de enjuiciar a Marito. En la Cámara de Diputados, a instancias del cartismo, aprobaron la interpelación al director de Itaipú y al director de la ANDE por la negociación con el Brasil que terminó con el acuerdo de la reducción del 8,2% de la tarifa energética. Itaipú, tarifa, son malas palabras para Marito. Ya una vez casi le costó el cargo. ¿Qué haría la oposición en esta circunstancia? ¿Frenará para evitar una crisis mayor o le soltará la mano al titular del Poder Ejecutivo porque un respaldo en estos momentos podría afectar su campaña electoral? Las ecuaciones políticas tienen pocas certezas en agitados tiempos electorales. Es cierto, es una teoría lejana, poco probable porque haría más imprevisible el escenario para todos, pero en un país donde los disparates superan a la racionalidad política, nada se puede descartar. Hasta lo más absurdo. La historia colorada no está plagada de traiciones y reposicionamientos sin rubores, sino también de sangre. En 1999, por diferencias políticas, fue asesinado el vicepresidente Luis María Argaña.

Si continúa sin resolverse esta cuestión y se convierte en arma electoral, de la incertidumbre a la inestabilidad hay poco trecho.

EL VERDADERO MIEDO.Este sorpresivo reacomodo que une visiones cartistas y oficialistas parece ser una medida corporativa, un reajuste de cara al futuro. Finalmente, la designación de EEUU, que golpeó a los dos movimientos más poderosos, resumió a la ANR en una palabra: corrupción, tan pero tan profunda, que ya se considera inaceptable en el concierto internacional. Paraguay hace tiempo es considerado un problema en la región por su incapacidad institucional y la corrupción de sus autoridades para combatir el crimen trasnacional.

Lo que puede verse en esta postura refractaria de la vieja política arraigada en el partido de Gobierno es que no es capaz de mirarse y admitir que necesitan hacer cambios profundos en su conducta. Que antes de culpar a otros, deberían aprovechar el momento para rectificar rumbos, curar sus infecciones y no abroquelarse para seguir siendo más de sí mismos. A esto se suma su corta visión geopolítica que les impide entender más allá de sus acotadas fronteras.

No ven que su caparazón, que sigue siendo fuerte, va teniendo grietas. Entonces no hará falta que otro país intervenga para mover el tablero electoral. Serán los responsables de su propia implosión.

Textual

“Si dividimos el electorado lo más probable es que gane el Partido Colorado. Y yo creo que este país tiene que hacer una alternancia, más allá de las críticas de que las candidaturas son conservadoras (Alegre-Soledad). Yo no quiero ser parte de la división de la oposición, a pesar de mis diferencias profundas con los candidatos que van a representarnos. Siempre uno quiere cosas que no pueden suceder, la realidad política es lo que se tiene y lo que se puede. Y entre que vuelva el Partido Colorado en este momento de su mayor crisis política existencial a ganar de nuevo, no me voy a perdonar si es por mi causa”.

(Esperanza Martínez, senadora del Frente Guasu)