Mabel Cáceres, madre soltera de 24 años de edad, es una flamante radióloga que anhela trabajar en algo que la apasiona desde que tiene uso de razón, la radiología. “Desde un principio me ha gustado analizar y observar las radiografías, siempre ha sido un motivo de interés y por eso cuando aún estaba en el colegio, me decidí a que era esta carrera la que quería estudiar”, nos comenta.
Hasta aquí es una mujer que, al igual que muchas, con sacrificio logró alcanzar su meta, pero su historia tiene que ver con la renuncia y el sacrificio, pues su carrera se la pagó vendiendo tereré junto a su madre de lunes a jueves en su puesto ubicado al costado de la ruta Nacional N° 1, en el acceso a la ciudad de Encarnación.
Los viernes y sábados vendía los cartones de Telebingo en la vía pública, “fue difícil, no ha sido fácil llegar y conseguir el título, mientras muchas de mis amistades se divertían, yo estaba trabajando o estudiando, y hoy es una realidad que tiene como resultado el que quiere puede, no hay excusas”, señalaba la joven mujer.
Cáceres es madre de Mateo, de 2 años de edad, su padre los abandonó y fue otra prueba que tuvo que superar mientras estudiaba, “había hambre, sueño, frío, calor, soledad, pero estaba segura de que iba a llegar, que iba a poder obtener un título para poder ayudar después a mi mamá”, cuenta con orgullo.
La familia vive en el barrio Itá Paso de la ciudad de Encarnación, adonde se mudaron después de que sean desplazados por el avance de las aguas del río Paraná.
“Se vende bien en la calle, pero hay que ser constante, no defraudar al cliente, porque si no venís a trabajar, tus clientes se van a otro lado y ya no vuelven”, expresaba Dora, su mamá. Resaltó que Mabel se propuso obtener el estudio y lo logró, conoce de amigos y vecinos de su edad que han preferido no sacrificarse y en la actualidad tienen serias dificultades para poder obtener un trabajo.
Tras otro sueño. Con el título en mano y los conocimientos adquiridos, Mabel va tras otro sueño, poder trabajar en su ciudad. “Considero que la ciudad de Encarnación me va a dar un trabajo estable en donde desarrollarme, hay demanda y creo que es cuestión de tiempo para poder conseguir un trabajo, de acá a 10 años más me veo como una excelente radióloga realizando su trabajo en beneficio del prójimo, sobre todo del más humilde”, significaba Mabel.
La mujer dice que su mensaje final tiene que ver con el querer es poder; “mi familia nunca me dejó sola, pero muchos de los que pensé eran mis amigos no aparecieron en los momentos difíciles, ahora es cuestión de buscar trabajo y empezar a trabajar para lo que me preparé”, terminó diciendo.