Mi nombre es Javier Antonio Torres. Tengo 37 años. Soy de Villa Hayes (Departamento de Presidente Hayes), pero crecí y prácticamente me malcrié en el corazón del Mercado 4, específicamente en el Paseo de los Yuyos, en Asunción, Departamento Central.
Mi infancia no fue tan fácil por la necesidad tuve que sobrellevar muchas cosas con el trabajo en el Mercado 4, al lado de mi mamá Zunilda Torres y mis cinco hermanos. Pero gracias a eso aprendí a valorar lo que es el trabajo, la honestidad, la honradez.
Venimos de una familia muy humilde. Teníamos que trabajar, levantarnos temprano y venir al Mercado 4. Recuerdo que nos levantábamos temprano con mis hermanos, nos íbamos a la escuela. Después, salíamos a las calles para vender yuyos y no teníamos tiempo para compartir con nuestros amiguitos. Gracias a eso también aprendimos a valorar el trabajo.
Estudié en la Escuela Casa Básica Casa Amparo al Niño del Mercado N° 4. Terminé en el Colegio Nacional de la Capital. Actualmente, soy abogado y estoy ejerciendo el derecho hace tres años. Estudié en una universidad privada.
Muchos amigos y padrinos me ayudaron para poder terminar la carrera y costear porque no tenía plata. Fue en el 2020, en la pandemia cuando todos nos quedamos en casa, todos encerrados. No podía trabajar, vendíamos por internet los remedios yuyos, pero en fin terminé la carrera con trabajo, con sacrificio y por sobre todas las cosas, con mucha lucha. Cuando uno se propone todo se puede, no importa en el lugar donde esté, el trabajo que está llevando.
Fui fundador del Paseo de los Yuyos. Nació justamente con un grupo de amigos que estábamos fuera del país y vimos que había paseos por todos lados. Nosotros decíamos: ¿Por qué en Paraguay no podemos tener un paseo de tereré o un Paseo de los Yuyos?
Y entonces cuando volvimos del viaje hicimos ese proyecto el Paseo de los Yuyos y presentamos al Congreso Nacional y se logró que se declare sitio turístico por Ley el Paseo de los yuyos del Mercado 4.
El Paseo de los Yuyos prácticamente no tenía una identidad propia porque ya era zona aledaña al Mercado 4, pero con el proyecto cambió todo. Incluso logramos el Día Nacional del Pohã Ñana que es el 1 de agosto. También logramos que nuestro tereré sea Patrimonio Cultural Nacional, logramos que el carrulim sea patrimonio nacional y material.
Todas esas reivindicaciones que teníamos en mente pudimos lograr y por sobre todas las cosas visibilizar el trabajo de los compañeros y dignificar a los yuyeros. Siempre los yuyeros son el ejemplo del trabajo, el aichejáranga (pobrecito) y eso ya no queremos escuchar porque el trabajo que nosotros hacemos no es solamente vender, sino también compartir esos conocimientos ancestrales.
MÁS PROYECTOS
Hace siete años abrí un espacio cultural que se llama Tereré Literario para brindarle herramientas de estudios a algunos compañeros que no tuvieron la oportunidad de aprender muchas cosas. Somos cinco jóvenes los que estamos en el Tereré Literario. Un centro cultural que estamos autogestionando.
El proyecto Tereré Literario dentro del Mercado 4 está a una cuadra del Paseo de los Yuyos y, actualmente, estamos con un sueño que es crear la primera cooperativa de yuyeros.
El Terere Literario nació porque veíamos que acá en el mercado venían muchos estudiantes y turistas que querían conocer y aprender más lo que es la cultura de nuestro país, no solamente del tereré sino nuestra comida típica, la historia.
Entonces, lo primero que hicimos fue patentar el nombre de Tereré Literario, tenemos el registro de marcas para lanzar ese proyecto. ¿Qué hace una biblioteca en el mercado?, nos decía la gente.
Empezamos a recibir donaciones de libros, la gente empezó a acompañar el proyecto, a sumarse, y eso nos alentó más. No fue fácil, hasta ahora no es fácil para nosotros sostener ese espacio cultural porque implica el mantenimiento y realizar charlas.
DIGNIFICAR A LOS YUYEROS
La cadena de la venta de yuyos viene desde la producción del campo, pasa por los productores, los vendedores y los comerciantes. Nosotros, que somos los mayoristas, les vendemos otra vez a los compañeros que están por las plazas, frente a los ministerios. Los remedios refrescantes vienen de Acahay, de Central, Emboscada, Altos, Cordillera y Caacupé.
Actualmente, los remedios yuyos se sacan con la recolección. No se producen los remedios yuyos. Y ahora, con este sueño de la cooperativa, es justamente por la amenaza de la industrialización. Porque si se va el empresario y le compra todo en el lugar, no les paga lo que le corresponde. Entonces, si traen directo a la cooperativa pueden vender a buen precio.
Nosotros creemos que con la cooperativa le vamos a ayudar a todas las 50 familias que están acá en el Mercado 4 y también a los pequeños vendedores.
¿POR QUÉ DERECHO?
Opté por la carrera de Derecho por una cuestión familiar y de vivencia. Porque las personas que trabajamos en la calle, sufrimos mucha injusticia. Y con el derecho yo le estoy ayudando muchos compañeros también. Lo que el Derecho me está brindando a mí es una cosa increíble. Trabajamos en equipo con compañeros.
A veces agarro los casos acá en el mercado y voy distribuyendo los trabajos con los compañeros. Pero siempre me apasionó el Derecho. Desde el colegio yo dije: Voy a ser abogado.
Entonces, me siento feliz, orgulloso porque logré mi objetivo, a pesar de que no fue fácil. Porque no es fácil.
Con el Paseo de los Yuyos y el Tereré Literario logramos visibilizar todo el trabajo que nosotros hacemos. Ahora mucha gente se está involucrando a la venta de los yuyos. Hay mucha gente que antes no quería vender, ahora sí quieren y los hacen en las redes sociales y nos piden asesoramiento para emprender.
Porque con la venta de los remedios yuyos en nuestro país nosotros estamos combatiendo la pobreza también. Mi mensaje para los jóvenes es que nada es imposible en esta vida cuando uno se propone un objetivo.