06 jul. 2024

Decepcionante informe de Peña marcado por internas coloradas

Rendir cuentas al Congreso Nacional se encuentra entre los deberes del presidente de la República, de acuerdo con el artículo 238 de la Constitución Nacional. Es una actividad que debe hacerse al iniciar cada periodo anual de sesiones del Parlamento, para informar sobre las gestiones realizadas por el Ejecutivo, así como sobre la situación general de la República y los planes para el futuro. No es un frívolo evento social ni un acto de campaña electoral, es una ceremonia en la que se debe informar al pueblo paraguayo de la gestión de su presidente.

El primer informe del presidente ante el Congreso ha dejado escasas sorpresas. El Gobierno de Santiago Peña ha tomado la decisión de cambiar el horario de la ceremonia, según los expertos, para aprovechar el horario de mayor audiencia de la televisión. Se puede suponer la intención de llegar a más paraguayos y paraguayas con el reporte de la gestión. Lamentablemente lo que se mostró fue un espectáculo bien organizado, pompa y boato que insultó las actuales condiciones de vida de la población, muchas excusas y nuevamente un presidente que dejó entrar las internas del Partido Colorado a un evento del Estado.

El informe de gestión de Santiago Peña ante el Congreso estuvo marcado por la clara intención de dejar mal posicionado a su predecesor, Mario Abdo Benítez, quien es actualmente rival partidario del ex presidente Horacio Cartes, actual titular de la Asociación Nacional Republicana (ANR) Partido Colorado. Para esto le faltó sutileza al describirlo como responsable de un gobierno catastrófico que dejó deudas y corrupción. En un evento oficial dejó ingresar el internismo colorado como una respuesta a la intención de Abdo de retornar a la arena partidaria.

Respecto a la forma de repartir culpas, olvida Santiago Peña que el partido que lo ha llevado a la presidencia, lleva en el poder en el Paraguay los últimos 76 años, en los cuales no han sido capaces de desarrollar políticas públicas, y además han convertido en una verdadera tradición el hecho de que, cada gobierno que asume y reemplaza al anterior –del mismo partido– desmantela todo lo que ha hecho el anterior, otra razón por la que carecemos de políticas públicas para dar calidad de vida a todos los paraguayos.

Santiago Peña citó entre sus logros el acuerdo con Brasil para aumentar la tarifa de Itaipú y en cuanto a la proyección económica sostuvo que se espera que Paraguay tenga el mayor crecimiento en la región este año y que el país es un “modelo a seguir admirado en gran parte del mundo”; mencionó que viajó a 15 países buscando inversiones, y señaló que dejó a Paraguay en una vidriera. También sostuvo que en su gobierno se recuperó la credibilidad económica y que está a un paso de lograr inversiones, mencionó la apertura del mercado de la carne en Estados Unidos y en Canadá, y reconoció que todavía no se ve la baja de precios en alimentos, pero que es su objetivo.

En lo social resaltó su programa de vivienda Che Róga Porã, los subsidios de Tekoporã, la creación de 78.000 puestos de trabajo y el anuncio de mejoras en el Incán para la lucha contra el cáncer; sobre su programa estrella, Hambre Cero, aseguró que en 2025 habrá cobertura total en la alimentación escolar, aunque olvidó decir si habrá recursos, considerando que la implementación de dicho programa prioritario para la niñez pobre apenas ha comenzado a implementarse.

El extenso y anodino informe muestra el distanciamiento de la clase política con los problemas acuciantes del pueblo. Mientras Santiago Peña prefiere denostar contra el anterior presidente colorado, porque es lo que le marca la agenda electoral, la población sigue viviendo una realidad de temor ante los robos y asaltos que se dan a diario, y hastiada de los pésimos servicios públicos como el transporte o las graves carencias en salud pública.

Finalmente, las quejas y críticas respecto al predecesor parecen querer justificar la propia inoperancia, por eso debe recordar Peña la frase –erróneamente adjudicada a la ex canciller alemana Angela Merkel–: “Los presidentes no heredan problemas. Se supone que los conocen de antemano, por eso se hacen elegir para gobernar con el propósito de corregir esos problemas, culpar a los predecesores es una salida fácil y mediocre”.

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