Las distintas policías y agencias de seguridad (estatales o locales) han incautado en conjunto de 3.166 armas, un aumento del 45% en comparación con el mismo periodo del año pasado.
El estado de Nueva York creó hace un año una unidad policial estatal especializada en el tráfico ilegal de armas, que ha incautado este año 795 armas, más del doble que en el mismo periodo del año anterior.
La gobernadora demócrata afirmó que esas armas “no son fabricadas en Nueva York”, sino que vienen de otros estados, algo frecuentemente repetido por los políticos neoyorquinos, que se quejan de la facilidad con la que estas armas ingresan procedentes de otros territorios con una legislación de armas más permisiva.
“Hoy enviamos un fuerte mensaje a los traficantes de armas en todas partes: Los haremos responsables de su papel en llevar la violencia a nuestras calles y continuaremos incautando armas ilegales”, afirmó durante conferencia de prensa.
Hochul destacó el esfuerzo de Nueva York con otros 8 estados, agencias de la ciudad y federales como parte de la lucha contra la violencia de las armas, que –dijo– afecta no solo a las víctimas, sino también a la familia del perpetrador, sus vecinos, la comunidad, sus iglesias y sus escuelas.
“Hay un efecto muy extendido, y nos estamos enfocando en poner dinero en esas comunidades para ayudarlas a recuperarse”, indicó Hochul, quien recordó el tiroteo que hubo el pasado 14 de mayo en un supermercado de Búfalo, al norte del estado, que dejó 10 muertos y 3 heridos, en su mayoría negros.
El presupuesto estatal de este año incluye 227 millones de dólares para financiar iniciativas para fortalecer los esfuerzos de prevención de la violencia armada de las agencias del orden y organizaciones comunitarias.
Aunque en Nueva York el porte de armas en público estuvo prohibido durante décadas, el pasado junio el Tribunal Supremo federal anuló esa prohibición y convirtió el porte en algo legal, aunque eso no ha tenido efectos aparentes o visibles en la ciudad.