Desde que los portugueses desembarcaron en Brasil hasta 1985, el gigante suramericano había perdido el 24% de su vegetación nativa, pero entre 1985 y 2021 ocurrió un 13,1% adicional de devastaciones, debido a alteraciones “muy intensas” causadas por la mano del hombre en los diferentes tipos de formaciones forestales (selva, bosque, sabana, entre otras).
Los datos corresponden al análisis de imágenes satelitales de todo el territorio brasileño entre 1985 y 2021, un mapeo sobre la cobertura y uso de la tierra realizado anualmente por Mapbiomas, una iniciativa multidisciplinaria en la que participan varias ONG, universidades y empresas de tecnología.
De acuerdo con el estudio, la superficie ocupada por la agricultura y la ganadería pasó del 21 al 31% del país en los últimos 37 años.
“Aunque el 72% del área de expansión agrícola se dio en terrenos ya antropizados, principalmente pastizales, es importante señalar que el 28% utilizado para cultivos temporales se dio por deforestación y conversión directa de vegetación nativa”, señaló Laerte Ferreira, coordinador del Equipo de Mapeo de Pastos de Mapbiomas.
Otra tendencia observada fue la reducción de la superficie del agua. En los últimos 30 años (1991 a 2021), hubo una pérdida del 17,1%, un fenómeno que afecta principalmente al Pantanal, el humedal más extenso del mundo y que es compartido por Brasil, Paraguay y Bolivia.
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Y es que mientras en 1985 el 49% de los municipios del país tenían la actividad agropecuaria como principal uso de la tierra, para 2021 ese porcentaje subió al 57%.
El estudio destaca que si bien el 66% del territorio brasileño está actualmente cubierto por vegetación nativa, no significa que esas áreas se conserven en su totalidad.
Según Mapbiomas, al menos el 8,2% de toda la vegetación nativa existente es vegetación secundaria, es decir, corresponde a áreas que ya han sido deforestadas al menos una vez desde 1985 o que ya estaban deforestadas en ese momento.