Las preguntas son: ¿Puede el ser humano transformar el mundo aquí en la tierra o crear una nueva realidad parecida a la celestial? ¿Es posible que una parte de la gente viviendo la transitoriedad terráquea tenga un mejor pasar, evitando andar en medio de tantos quebrantos, mientras que otros viven en la abundancia? En cuanto se espera del día del rapto. La Escuela de Frankfurt argumenta que la realidad social está mediada por el poder y la ideología. Según esta visión, las estructuras sociales y económicas influyen en nuestra percepción de la realidad, y es importante cuestionar y desafiar las narrativas dominantes para revelar las verdaderas dinámicas de poder.
Delante de lo expuesto queremos hablarles con integridad y relevancia sobre algo que supera a nuestra propia existencia. Algo por lo que valga la pena vivir. Algo que sea más grande que nosotros mismos. Nos referimos a la política como la actividad que promueve la transformación del todo. La religión secular para ir hacia la última realidad y hacia lo que ella exige de nosotros. La tarea de la política es ser peligrosos, para transformar la realidad. Para eso, los políticos tenían antes, y siguen teniendo, la exigencia y la obligación de ser lideres, filósofos y profetas. Ahora también deben ser emprendedores y gestores. Si no tienen estas características están perdidos en el mundo posmoderno. Un líder no es el que manda, líder es el que convierte la visión en realidad, el que inspira, el que gestiona con justicia.
Para eso se valen también de la filosofía, que es el pensamiento en armas. Los filósofos tienen la misión de ser rebeldes ante el statu quo. Los profetas tienen la misión de denunciar las anomalías de la sociedad y señalar hacia donde hay que ir. En el medio, el gestor sabe qué hacer y cómo solucionar las denuncias sobre la luz que se corta, que perjudica al industrial y al despensero por igual, con el agua que llega sucia, con el micro que no viene, con la heladera vacía, con el empleo insuficiente, y la plata que no alcanza, con la escuela que se cae y con el hospital sin médicos ni remedios. Un muro de los lamentos. Por último, el político debe ser emprendedor para estar abierto a la innovación, tener capacidad de adaptarse a los cambios y mostrar efectividad en la gerencia pública.
Estamos pasando por un momento único en la historia de la humanidad y en la historia del Paraguay. Todo lo anterior se agudiza a partir de una nueva realidad política que pocos están percibiendo. La emergencia de los dejados para atrás. Veamos. El partido dominante acaba de consolidar su poder para convertirse en el partido hegemónico. En realidad, es un grupo económico con fines de lucro que actúa como partido político clandestino, cooptando tanto a la ANR como a buena parte de la oposición, con quienes comparte una ideología neoconservadora algo inclinada a la derecha, con coqueteos hacia la izquierda cuando es necesario, gente pragmática, con gran oficio para manejar el poder.
La ideología transversal que comparte este segmento social y económico supone el agotamiento de las fronteras ideológicas que definían el bipartidismo en el Paraguay. Esta era una característica centenaria de la política paraguaya: ANR y PLRA, donde cada uno de estos signos políticos estaba capacitado para enfrentar al otro casi en igualdad de condiciones. El colapso del bipartidismo, como dijimos anteriormente, deja mareado al tercer espacio que adquiere protagonismo político sólo a partir de la Constitución vigente, pero sin trascender de ese espacio y sin fronteras sociales definidas. Luego, en ese territorio sorpresivamente aparece un frente populista y produce un temblor. Ya no hay bipartidismo en la forma estricta en la que la ciencia política define a este tipo de sistema político, siguiendo el modelo de Bobbio, por ejemplo. Alrededor de un medio de los votos es de la ANR, poco más de un cuarto es del PLRA y casi un cuarto es de Cruzada Nacional, el grupo populista del temblor, los dejados para atrás.
Lo que está sucediendo es que el movimiento dominante, con fines de lucro, dentro de la ANR compra todo lo que puede, en todos los partidos y en todos los poderes del Estado. Además, destruye el mercado debilitando a sus competidores dentro del crony capitalism. Se fondea en la economía informal y criminal del Brasil compitiendo en un mercado de fantasía, que caracteriza al país, y gana elecciones con déficit fiscal y deuda pública. El Estado paraguayo está quebrado para mantener los privilegios de una buena parte del funcionariado que tiene empleo, pero no trabajo. También, para financiar las fortunas de los jerarcas del Estado. Y así, nosotros pagamos la victoria y la permanencia de la ANR en el poder con cerca de 800 millones de dólares año de intereses de deuda pública que responde al déficit fiscal para financiar a los correligionarios.
En este contexto de lo público, existe hoy una enorme transición en la economía y en la política paraguaya. En la economía hacia el modelo de las billeteras digitales y la IA que buscan lentamente ingresar a la economía del conocimiento, pero siempre dentro de un mercado disfuncional. Y en la política, hacia el partido único ciento por ciento hegemónico. La estructura dirigencial ANR genuina está totalmente sometida, y los que aún no lo están andan sospechados de formar fila para encontrar la ventanilla única donde atiende “la mano de dios”. Se entiende.
Mientras tanto, los dejados para atrás están esperando que alguien les provea de identidad política y les represente verdaderamente en sus intereses. Es la nueva clase media mestiza morena que acude a las iglesias protestantes y que vive en y de la calle. Ni el Oikos ni la Ekklesia convencional están con ella. Ni la política ni la iglesia, ambas de corte tradicional, la conocen en profundidad. Esta es la gente batalladora que no depende de nadie y a la que nadie le estaba prestando atención. Una encuesta internacional en 25 países con 19.000 casos, después de la pandemia, de la respetada encuestadora Ipsos obtiene un sorprendente indicador al respecto: “La economía está amañada para favorecer a los ricos y poderosos”. El 71% de los encuestados están de acuerdo con esta afirmación en los países investigados. La investigación de opinión deja además un robusto mensaje para los grupos políticos: “A los partidos y políticos tradicionales no les importa la gente como yo”. El 68% de los indagados respondió de esa manera. ¿Quiénes son la gente como yo? Será que alguien sabe quiénes son estos. Cómo es el yo en forma detallada. Los dejados para atrás tienen la palabra. Saludos cordiales.