La lluviosa mañana montevideana no impidió que la Cámara Alta del Parlamento estuviese repleta y que, por un rato, los presentes olvidaran sus diferencias ideológicas para dar el tributo merecido a dos personajes que, de una forma u otra, han sido claves en la democracia uruguaya.
La jornada comenzó temprano, con ambos ex presidentes aguardando en sus despachos, por última vez.
Aunque deja su escaño, Mujica -que fue presidente entre 2010 y 2015- afirmó que seguirá inmerso en la política mientras viva porque “el homo sapiens es un animal político..., no puede vivir como los pumas en soledad”.
Sanguinetti y Mujica obtuvieron sus escaños en las elecciones celebradas en octubre de 2019, pero su avanzada edad (Sanguinetti tiene 84 y Mujica 85) les ha hecho justificar su ausencia del resto del período legislativo, que concluye en 2025.
“Yo tengo mi buena cantidad de defectos, soy pasional, pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio, porque aprendí una dura lección que me impuso la vida, que el odio termina estupidizado, nos hace perder objetividad”, dijo Mujica en su alocución.
Por su parte, Sanguinetti, que fue presidente en dos periodos (1985-1990 y 1995-2000), reflexionó que “los partidos políticos son los que encauzan, orientan, vertebran y articulan y eso es fundamental, sobre todo en tiempos de burbujas publicitarias y redes sociales”.
Con este cierre Uruguay demostró un sentimiento republicano y una estabilidad institucional que no suele verse en una región colmada de diferencias, donde las grietas están transformadas en abismos en países como Argentina, Brasil, Chile o Venezuela. EFE