30 abr. 2025

Dependencia del clima: El gran obstáculo al modelo productivo

Nuestro modelo productivo siempre fue altamente dependiente de factores exógenos como el clima. Esta situación se fue agravando con el tiempo a raíz de las cada vez más graves consecuencias del cambio climático. La situación no solo afecta macroeconómicamente, sino también al sector público, ya que será cada vez más caro para el Estado financiar las medidas que se requieren para mitigar sus efectos. Las consecuencias a nivel micro, para las mipymes y para los consumidores son importantes pero apenas se habla de ellas. El cambio climático irá empeorando la situación; los eventos como las sequías serán más continuos y con mayor intensidad, por lo que es urgente que la política económica impulse medidas que permitan enfrentar este problema.

El crecimiento del producto interno bruto en los últimos 15 años fue una de las razones del “éxito” económico de Paraguay.

La segunda característica del crecimiento del producto interno bruto fue la volatilidad generada por los factores climáticos, entre los que se encuentran las sequías.

Sin embargo, pese a su trascendencia, se ha hablado menos de esta problemática y cuando está en la agenda, es casi exclusivamente como problema macroeconómico y en general de los grandes productores.

Los efectos negativos de la cuestión climática en otros ámbitos no fueron tenidos en cuenta salvo cuando el sector campesino se movilizó buscando respuestas en momentos determinados, ya que las políticas públicas no tienen intervenciones institucionales permanentes y de amplio alcance como podrían ser el seguro agroclimático o el apoyo a inversiones en infraestructura productiva. Estas demandas son de larga data, pero no han sido escuchadas.

Un ejemplo muy relevante y significativo es el seguro agroclimático, el cual está en la agenda campesina desde hace dos décadas, y a pesar de existir varias propuestas de ley en el Parlamento, no se ha aprobado ninguna.

Ni hablar de las consecuencias de la sequía en los consumidores o en las micro, pequeñas y medianas empresas. Ninguno de estos sectores cuenta con políticas que permitan mitigar o amortiguar sus efectos.

La agricultura familiar perdió gran parte de su producción en varias ocasiones.

No hay apoyo tecnológico para reducir el impacto de la sequía con sistema de riego y protección del calor, tampoco mecanismos para una rápida resiliencia. Las familias campesinas pierden seguridad alimentaria y su fuente principal de ingresos.

En el sector urbano también se evidencian las consecuencias, la inflación de alimentos es la principal consecuencia negativa.

Ello lleva a una caída del poder adquisitivo de los ingresos laborales, ya bajos, y el cambio en los patrones alimenticios por la necesidad de comprar alimentos más baratos, pero menos nutritivos.

En el caso de las mipymes, estas están enfrentando también el aumento de los costos derivado de la caída de la producción de insumos como alimentos para empresas gastronómicas o balanceados para la producción de ganado menor, entre otros.

El país necesita diversificar su producción para reducir la volatilidad del PIB a nivel macro, pero también se requieren instrumentos para lograr una economía más resiliente al cambio climático y garantizar la seguridad alimentaria de la población, el apoyo a las mipymes y a las cadenas productivas alimentarias.

El cambio climático irá empeorando la situación. Los eventos como las sequías serán más continuos y con mayor intensidad. Sus efectos son catastróficos en la mayoría de la población por diversas vías, por lo que es urgente que la política económica impulse medidas que permitan enfrentar en mejores condiciones, tanto a nivel macro como micro, este problema.