En la semana anterior reflexioné sobre la recesión geopolítica y los vacíos de poder en esta misma columna. Y justo cuando expuse sobre las tendencias de fragmentación mundial, debilitamiento de la globalización, multipolaridad, desintegración y nuevo proteccionismo…la geopolítica paraguaya pierde hace pocos días dos grandes batallas. Argentina comunica que mantiene el peaje en la hidrovía y Brasil que no quiere subir la tarifa de Itaipú amenaza con deshacer la compra de energía no consumida por el Paraguay del cincuenta por ciento que le corresponde. Todo mal para el nuevo gobierno. Los países no tienen amigos, tienen intereses. Por lo que vemos en la dialéctica de intereses en conflicto la diplomacia paraguaya no tiene mucha autoridad moral ni capacidad de análisis geoestratégico de intereses mayores y menores en juego como para negociar con posibilidades de obtener algún beneficio.
Los mitos de antecedentes de maletines en Itaipú y Yacyretá no nos ayudan. Lo único que le puede dar algo de fortaleza relativa a un pequeño ante un grande es la profundidad de las raíces morales y la calidad de sus cuadros políticos. Así se le plantó Uruguay a la Argentina en el caso de las fábricas de celulosa.
Por otro lado, hay que convencerse de que institución del Mercosur es apenas un elemento más de la hegemonía consensual y la diplomacia parlamentaria de las naciones grandes para obtener la servidumbre voluntaria de las pequeñas. Además, el Paraguay no es Uruguay que tiene una diplomacia más profesional y un grado de integridad de sus gobernantes un poco, o bastante, más consistente. El contacto más eficiente del Paraguay con el mundo exterior es, sobre todo, en los mercados del crimen donde figura entre el tercer y cuarto puesto, de eficiencia operativa, según estudios especializados. Hay evidencias empíricas en los embarques de drogas para la Mocro Maffia europea, la pole position mundial en el tráfico informal de armas, la venta irregular de tabaco al Brasil, la reputación significativamente corrupta de ex presidente y ex vicepresidente ante la mayor economía de mercado occidental, la rememoración con anticipos de herencia en enero 2024 del cumpleaños uno de la sanción derivada de la Ley Magnistky que congela activos de políticos paraguayos, y así por delante.
Un país mediterráneo, pequeño y subdesarrollado no puede dejarse embaucar por narrativas como que, siendo Milei de derecha y nuestro presidente de derecha (algo que quedó en duda luego de las denuncias de malgastos soviéticos en el parlamento), el nuevo gobierno argentino por ser de ideología análoga va a deshacer el peaje. “Menos mal que no ganó Massa”, decían infantilmente los empresarios paraguayos al terminar las elecciones argentinas. Luego, como Lula es un amigo que abraza fuerte a Peña cuando se encuentran, y le sonríe, con una miopía increíble, dijimos “péa ñande amigo”, según comentarios registrados en círculos top de la sociedad paraguaya. Ergo, el tema negociación de la tarifa nos podría ser favorable. Todo lo contrario, Lula y Gleisi fueron más condescendientes con el camarada Lugo cuando elevaron los pagos por compensaciones. De lejos. Pensando en modo amigo del alma de nuestro ex presidente nos creímos nuestras fantasías. El amigo Lula se enfadó con sus ministros que “quedaron mudos ante la calidad argumentativa del presidente Peña” en el caso hidroenergía. El país sacó pecho. Hasta yo me puse orgulloso del ex ministro de hacienda experto en temas numéricos de Itaipú que se paseó sobre los cuadros de Itamaratí. Mi soberbia duró poco. Nada pasó. La noticia del viernes 26 de enero en medios brasileños es que Lula amenaza a Paraguay con dejar sin efecto la compra anual de la energía no consumida por el socio menor. Quizá tendremos que retroceder como cuando al Argentina, enojados con el peaje, le dejamos sin la energía de Yacyretá retirando toda nuestra parte. Duró poco también. No nos dio el cuero. Un Estado con déficit fiscal del -4,1 % del PIB, con 2,2 mil millones de dólares de nuevo endeudamiento 2024, con una clase política que gobierna y asalta el 3,9 % del PIB por año según el BID, que paga fortunas a nepobabies en su legislativo, con una clase empresarial que evade 1,9 mil millones de dólares año según el director DNIT, con el gobierno que no tiene para comprar remedios para sus enfermos del sistema público, ni puede cerrar los baches en sus rutas y calles, que no tiene capacidad de cambiar los caños rotos de su empresa de aguas, etcétera, no puede encarar ningún tipo de escaramuzas con nadie.
En el caso de Argentina la ministra de Relaciones Exteriores en reunión en Asunción el miércoles 24 de enero 2024 le dio un baño de realidad a su contraparte paraguaya exponiendo que “está quedando claro que existe una serie de obras por las cuales hay un costo que debe ser cubierto”. Yo había advertido en un posteo X hace un año que el peaje no se iba a levantar. Pataleos de por medio empresarios lograron eliminar cargos consulares, pero ahora llegó el momento de la verdad. Todo sigue igual, con algún descuento, dicen los argentinos. Punto y aparte.
Luego, con relación al Brasil, para dejar de ser vyros, lo que los paraguayos deben saber es que Lula conoce más que nadie “o pulo do gato”. Siempre cae parado. Los servicios de inteligencia diplomática deben conocer quiénes financiaron a Lula su campaña victoriosa anti-Bolsonaro. Mal que nos pese las grandes empresas de la derecha conservadora brasileña. Ejemplo Itaú que ganó 157 millones de dólares en el 2023 en Py creciendo 36% en su lucro paraguayo. Y Braskem que consume energía a full en sus N conglomeraros industriales del mundo petroquímico, plásticos, minería, etcétera. Solo por dar dos ejemplos de los servicios y las industrias representadas en la poderosa FIESP, Federación Industrial del Estado de San Pablo. Lula es “parceiro”, primero, de los industriales brasileños y luego es amigo de Peña. Esa es la realidad.
Y no va a desilusionar a sus compatriotas que claman mitigar el costo Brasil y que encima le bancaron su campaña. No seamos ingenuos. La inteligencia paraguaya primero debe saber cuánta plata puso Braskem para el PT en las votaciones 2022 –quién es y qué hace Gustavo Checcucci como CEO de energía de Braskem, y que Lula intercedió ante la Comisión Parlamentaria de Investigación de un desastre ambiental en Alagoas para mitigar la multa a la Braskem que cavó mal sus minas en ese Estado– antes de ir a negociar a Brasilia. Y nosotros no sabemos nada de eso. Creemos en la mano fraterna del sindicalista presidente que es un maestro de las relaciones interpersonales, en la amistad almática de los mercados del crimen y en la amistad superficial conexa a la afinidad ideológica con la nueva Argentina libertaria. Somos un crony capitalism y pensamos como secuaces, capitalismo de amigotes. Pero, no sabemos cómo encarar los gigantescos intereses que están en disputa en el mundo formal y real.
El nivel de ambición geopolítica de nuestros dirigentes es muy limitado. La capacidad de negociar está contaminada por nuestra reputación de corruptos. Hay que apuntar a lo imposible para transformar el mundo. No es bueno ser complacientes con la mediocridad. Pero es lo que tenemos. Saludos cordiales.