* Asesor económico CAP
Aunque para muchos actores no sea tan evidente, la economía paraguaya forma parte de un todo, junto con la economía global y regional, y es por ese motivo que ante el aumento de tensiones comerciales y ahora políticas, cambiarias y financieras, entre las principales economías del mundo y en nuestra nación, nos afectan directamente.
Entonces, es urgente que responsables de la formulación de políticas de nuestro país hagan lo posible por contener los riesgos de corto plazo derivados de las vulnerabilidades económicas, ambientales y la escalada de las controversias comerciales, y al mismo tiempo promuevan una estrategia de desarrollo a más largo plazo para alcanzar los objetivos económicos, sociales y ambientales, mediante una agenda clara que nos oriente sobre el camino a emprender en materia de políticas públicas coherentes y consistentes, creíbles en metas, plazos y personas asignadas como responsables.
En el escenario global, las economías de China y de EEUU en tensión, más el Brexit que enfrenta al Reino Unido con la UE; Argentina en un proceso electoral complejo no solamente en materia política, sino principalmente económica; y el Brasil con un enfoque ideológico, pragmático en su política exterior y en su política económica y comercial, que amenaza abandonar el Mercosur si los resultados electorales de Argentina, su principal socio comercial regional y vecino, no se ven alineados.
Los efectos sobre nuestra economía sí son evidentes! En medio de una crisis política, la disminución del comercio exterior, de los precios internacionales de los commodities agrícolas, pecuarios, energéticos y minerales, del consumo, la pérdida de empleos formales, el crecimiento negativo del PIB por más de dos trimestres, la baja calidad y ejecución de inversiones públicas, según la definición técnica se trata de recesión.
Más que anuncios de montos multimillonarios, es necesario que se expongan licitaciones con contratos claros y transparentes, adecuados para generar empleo, mejorar la entrega de bienes y servicios públicos en educación, salud e infraestructura, además de contener gastos superfluos y principalmente de disminuir la carga presupuestaria en salarios, considerando que nuestras recaudaciones fiscales van disminuyendo en proporción directa con la reducción en la actividad económica, poniendo en riesgo una de las variables más importantes para la estabilidad macroeconómica que es el equilibrio fiscal eficiente.
Por otra parte, es fundamental crear las mejores condiciones de estabilidad económica y política para mejorar el clima de negocios, y favorecer las inversiones nacionales y extranjeras. Precisamente, en una reciente conferencia, la Secretaria Ejecutiva de la Unctad (Naciones Unidas), Alicia Bárcena señaló que al analizar los diferentes componentes de la IED (Inversión Externa Directa), se observa que la recuperación del dinamismo en 2018 no se fundamentó en el ingreso de aportes de capital, que sería la fuente más representativa del renovado interés de las empresas por instalarse en los países de la región, sino en el crecimiento de la reinversión de utilidades y de los préstamos entre compañías.
Bárcena planteó que en un contexto internacional de reducción de los flujos de IED y de fuerte competencia por las inversiones, las políticas nacionales no deberían orientarse a recuperar los montos registrados a inicios de la década, sino a atraer cada vez más IED que contribuya a formar capital de conocimiento y avanzar hacia patrones de producción, energía y consumo sostenibles. En este sentido, debería revisarse, ante la cruda realidad, que el aumento de impuestos en un escenario de esta naturaleza no es oportuno ni es conveniente.
Al mismo tiempo, no menos importante es que al medir el impacto sobre la meta de inflación muy por debajo de lo previsto por el BCP, existe el suficiente espacio para estabilizar y crear condiciones de previsibilidad del tipo de cambio y la adecuada política monetaria. Reconociendo las importantes decisiones del directorio del BCP, en cuanto a la disminución de las tasas en dos ocasiones. Los efectos de medidas de previsibilidad en estas materias equilibraría los niveles de endeudamiento, mejorando las previsiones que ocasiona un momento como el actual, sobre todo en las tasas de morosidad registradas en la banca comercial y financieras, que además mejoraría las condiciones de consumo.
Las desafiantes cifras de crecimiento en caída, donde las expectativas deben ser mejoradas, no con discursos, sino con medidas sólidas y contundentes, es lo más adecuado recomendar trabajo en la construcción de consensos sobre los medios para mejorar la difícil situación económica y política que hoy enfrenta nuestra sociedad.