“Al menos 73 inmigrantes desaparecidos y presuntamente muertos tras un trágico naufragio frente a las costas libias ayer martes”, dijo la OIM, y añadió que hay siete sobrevivientes y que la Media Luna Roja de Libia y la policía local han recuperado 11 cadáveres.
El buque hundido transportaba en total a unas 80 personas y se dirigía a Europa, añadió la organización.
Esta última tragedia lleva el número de muertos en el Mediterráneo central -una de las rutas preferidas por los migrantes que intentan llegar al continente europeo- a más de 130 muertos desde principios de 2023, según el censo de la OIM.
En 2022, la OIM registró más de 1.450 muertes.
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“El Mediterráneo central sigue siendo la travesía marítima migratoria más mortífera del mundo, con el mayor número de víctimas fatales cada año”, recuerda la agencia de la ONU, que considera la situación “intolerable”.
La OIM afirma que “es necesaria una acción concreta de los Estados para aumentar la capacidad de búsqueda y salvamento, establecer mecanismos de desembarco claros y seguros y rutas migratorias seguras y regulares para reducir los viajes peligrosos”.
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A principios de enero, varias ONG internacionales comprometidas en operaciones de ayuda a los migrantes en el Mediterráneo denunciaron la voluntad del Gobierno italiano de extrema derecha de “impedir la asistencia a las personas en peligro”.
Señalaban los efectos cruzados de un decreto que obligaba a los buques a dirigirse “sin demora” hacia un puerto italiano después de cada rescate, y la asignación ya habitual de puertos muy alejados, reduciendo las capacidades de asistencia.