Las brigadas de rescate intentan alcanzar y abastecer numerosos municipios aislados, sin comunicaciones y con carreteras bloqueadas, e incluso sin energía eléctrica ni agua.
El volumen excepcional de los ríos ha multiplicado las alertas en el estado por rupturas de presas que podrían agravar el desastre.
En Porto Alegre, capital de Rio Grande do Sul, la situación “va a ser sin precedentes”, dijo el gobernador Eduardo Leite.
“Olvide todo lo que ya vio (...) en la región metropolitana va a ser mucho peor”, advirtió.
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El rápido ascenso del río Guaíba en las últimas horas podría cubrir vastas áreas de una de las mayores urbes del sur brasileño, con una población de 1,5 millones.
El nivel del río, estimado actualmente entre 4,20 y 4,60 metros, “es histórico” y se espera que supere los 5 metros en la tarde, dijo Leite.
Un desborde podría causar la mayor inundación de la historia de la ciudad, superando la registrada en 1941, según las autoridades.
Algunas calles del centro histórico estaban inundadas este viernes, constató la AFP.
Imágenes aéreas del estado muestran enormes superficies totalmente anegadas, ríos arrasando puentes y carreteras o rescates de personas en techos con helicópteros, dando cuenta del “peor desastre” de la historia del estado, según Leite.
Por las crecidas en el estado, al menos cuatro represas “están en situación de emergencia, con riesgo de rompimento”, informó el Gobierno.
“Soy de aquí y me siento muy apenada por todos los que viven aquí (...), siento dolor en el corazón”, dijo a la AFP Maria Luiza, una residente de 51 años, en São Sebastião do Caí, a unos 70 km de Porto Alegre.
En Capela de Santana, al norte de la capital del estado, Raul Metzel explicó que sus vecinos debieron abandonar su ganado. “No se sabe si el agua seguirá subiendo o qué pasará con los animales, pronto pueden ahogarse”, dijo.
En medio de la tragedia, también hay escenas de esperanza, como el rescate en un helicóptero de cuatro mujeres embarazadas en la localidad de Agudo, para trasladarlas a un hospital.
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El balance trepó a 37 fallecidos, 74 desaparecidos y otros 74 heridos, según Defensa Civil.
El fenómeno climático, con lluvias intensas, vendavales y granizo, ha afectado a más de 351.000 habitantes, con unos 23.600 desalojados en 235 municipios.
Pero las cifras son preliminares, dado que las aguas que cubren enormes áreas impiden dimensionar el desastre.
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva viajó a Rio Grande do Sul el jueves, donde aseguró que “no faltarán recursos” para afrontar la crisis.
El Gobierno aportó nueve aeronaves, más de 900 efectivos y decenas de botes salvavidas, entre otros equipamientos.
Las lluvias persistentes dificultan las tareas de socorro.
El pronóstico anticipa hasta el domingo lluvias de “altísima severidad” que cargarán aún más los ríos y pueden causar grandes deslizamientos, explicó en un video el teniente coronel de Defensa Civil Darci Bugs.
Además, alertó sobre el desborde del río Uruguay.
Las lluvias impactan al también sureño estado de Santa Catarina, que se mantiene en alerta.
Esta es la segunda catástrofe que sufre en un corto tiempo Rio Grande do Sul. En septiembre pasado, un ciclón dejó al menos 31 fallecidos.
Entre las tragedias más recientes en Brasil, figura el saldo de 241 muertos que dejó un temporal en febrero de 2022 en Petrópolis, en una zona montañosa al norte de Rio de Janeiro.
“Las lluvias extremas en América del Sur, que incluye toda la cuenca del Plata, son desde hace décadas una previsión recurrente de los modelos climáticos, información ignorada” por los gobiernos, indicó en una nota el Observatorio del Clima, una red de entidades ambientalistas brasileñas.
Según los expertos, el calentamiento global agudiza la intensidad y la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos que han golpeado Brasil. La situación se agrava por el fenómeno climático de El Niño.
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El jueves, datos oficiales mostraron un récord de incendios forestales de enero a abril, con más de 17.000 identificados, más de la mitad en la Amazonía, un fenómeno ligado en parte, según el gobierno brasileño, a los efectos del cambio climático.
“El ser humano debe de estar haciendo algo diferente”, puesto que el planeta “nos está castigando. Puede ser la contaminación... algo está pasando porque esto no es normal”, dijo el hijo de Metzel, Raul Jr, de 24 años, en Capela de Santana.
Fuente: AFP