La investigación, que publicó la revista The Lancet Microbe, advirtió que, aunque la identificación de un caso aislado no supone necesariamente un riesgo de salud pública, sí es necesario hacer monitorizaciones para identificar y contener la potencial aparición de virus panresistentes.
Este primer caso es de una persona portadora del VIH, infectada de un virus que es resistente a las cinco familias de fármacos orales que se usan habitualmente contra el VIH y se mostró insensible a 25 de los 26 medicamentos probados.
Actualmente, para que el tratamiento contra el VIH sea efectivo y duradero, se necesitan dos o tres medicamentos que actúen sobre distintas fases del ciclo de replicación del virus, por lo que este trabajo revela la necesidad de desarrollar nuevos fármacos que funcionen por vías alternativas.
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Según explicó el líder del estudio, Javier Martínez-Picado, las resistencias del VIH a los antirretrovirales son causadas por una o más mutaciones en la estructura genética del virus, que afectan a la eficacia de un fármaco o de una combinación de ellos a la hora de bloquear la replicación viral.
Estas resistencias pueden darse en personas en las que el tratamiento no es del todo eficaz, ya sea porque no toman el tratamiento de forma continuada o porque directamente se infectan con un virus que ya es resistente.
En 2019, la OMS alertó de que en algunos países más del 10% de las nuevas infecciones por VIH se producen con virus que desarrollaron resistencias.
Hasta ahora, solo estaban registrados 2 casos con resistencias a algunos fármacos de cada una de las 5 familias de antirretrovirales existentes, pero no a todos los medicamentos simultáneamente.
En este caso, se trata de un hombre diagnosticado de VIH en 1989, cuando tenía 41 años, y que empezó a tomar antirretrovirales en los años 90, medicamentos de baja eficacia.
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Desde entonces tomó 14 fármacos diferentes que solo consiguieron controlar parcialmente la infección.
En noviembre de 2015 empezó a tomar un medicamento de nueva generación, más eficaz y con menos posibilidades de generar resistencias, pero tras una mejoría inicial, el tratamiento volvió a fracasar en junio de 2016.
Mediante secuenciación y cultivos celulares, los investigadores de IrsiCaixa vieron que el virus de esta persona es resistente a todos los fármacos orales aprobados, excepto uno.
“Pero un único medicamento no tiene eficacia contra el VIH porque el virus encuentra fácilmente otras vías de escape. Por eso es necesario administrar terapias que combinen diversas familias y que bloqueen diversas fases del ciclo de infección del virus”, indicó la investigadora de IrsiCaixa y primera autora del trabajo, María Carmen Puertas.
Los científicos sugieren que las resistencias del VIH en este caso se generaron debido a la exposición durante los primeros años a fármacos antirretrovirales que no eran tan eficaces como los actuales y a una posible falta de regularidad en la pauta de toma de los medicamentos.
“No es que haya un virus panresistente circulando, sino que se ha generado en este caso concreto”, puntualizó Martínez-Picado.
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Los científicos apuntan que, en este caso concreto, la única alternativa terapéutica sería el uso de anticuerpos que bloqueen el virus o de fármacos con nuevos mecanismos de acción, pero de momento ambas opciones están todavía en fase de desarrollo.
“Este caso ilustra el riesgo de las multirresistencias en el VIH, pese a la diversidad de antirretrovirales existentes. Ello evidencia la urgencia de desarrollar nuevos antirretrovirales a los que ninguna variante del VIH se haya expuesto nunca, para que sea imposible que el virus haya generado resistencias”, subrayó Puertas.
El estudio destaca que identificar este caso aislado no supone necesariamente un riesgo de salud pública, pero pide una vigilancia epidemiológica porque pueden aparecer otros virus resistentes y “hay que poder detener una posible cadena de trasmisión a tiempo y evitar infecciones por el VIH sin opciones terapéuticas, como pasó en los 80", concluyó Martínez-Picado.