El estudio, que publica hoy la revista Nature, analiza por primera vez y mediante técnicas computacionales avanzadas y big data el genoma de cuatro parientes unicelulares de animales y hongos para revelar la historia evolutiva diferente que se escondía tras el origen de ambos grupos.
Los resultados indican que los animales y los hongos evolucionaron bajo dos trayectorias de cambios genéticos muy divergentes, y que estos caminos diferenciados establecieron paulatinamente el escenario para su aparición.
El investigador del IBE y responsable del estudio Iñaki Ruiz-Trillo explicó que animales y hongos tienen morfologías, rasgos ecológicos y comportamientos radicalmente diferentes, pero ambos evolucionaron dentro del mismo supergrupo eucariota, los opistocontes.
A pesar de que comparten un antepasado no tan lejano, la falta de datos genómicos de los grupos de opistocontes que se ramifican entre animales y hongos ha dificultado entender el proceso de divergencia que culminó con la aparición de ambos grupos.
Ahora, con la reconstrucción de la trayectoria de los cambios genéticos clave pudieron explicar cómo divergieron los opistocontes para originar los animales y hongos a partir del mismo ancestro.
“El establecimiento paulatino de dos contextos genómicos claramente diferenciados estableció el escenario para la aparición de animales y hongos”, detalló Ruiz-Trillo.
A partir de un conjunto de datos actualizado, que incluye cuatro genomas nuevos de posiciones cruciales en la filogenia de los opistocontes, el equipo internacional demostró que los animales surgieron solo después de una larga acumulación de genes funcionalmente importantes para la multicelularidad a sus antepasados.
“En cambio, los antepasados prefúngicos entraron en un camino de pérdida de genes relacionados con la multicelularidad, y de una mayor representación de los genes metabólicos, más similar a la que presentan los parientes unicelulares más cercanos a animales y hongos, los protistas”, especificó el investigador Eduard Ocaña-Pallarès.
El trabajo apunta que el origen de los animales no fue un evento puntual, sino parte de un proceso evolutivo mucho más largo y complejo.
“Se podría pensar que el origen de los animales fue un evento evolutivo drástico, pero nuestro análisis muestra que su probabilidad aumentó gradualmente a nivel genómico, subrayando la importancia de analizar las transiciones evolutivas en períodos de tiempo más largos de lo que puede parecer obvio”, concluyó Ruiz-Trillo.
Según lo investigadores, los resultados implican que para entender acontecimientos únicos y extraordinarios en la historia de la diversidad biológica, como el origen de los animales y de los hongos, es fundamental desentrañar y entender su historia evolutiva anterior.