El estudio realizado por el equipo de investigadores de la Universidad Nacional de La Matanza, de Argentina, señaló que la especie de lechuza tenía unos 70 centímetros de alto y 150 centímetros de envergadura.
La investigación se enfocó en fósiles del cantón de Riobamba, en la provincia de Chimborazo, en Ecuador.
El estudio reportó que en ese lugar se produjo el hallazgo de una ejemplar gigante de strigiformes del género Asio, en antiguos dormideros de aves donde se encontraron evidencias de que se comía a los más pequeños de su especie.
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El paleontólogo ecuatoriano José Román Carrión, coautor de la investigación, detalló que además encontraron ratones, musarañas, conejos y otras aves en sus nidos, publicó Sputnik.
“Una de sus particularidades es que al parecer tenía predilección por consumir otras lechuzas de menor tamaño”, explicó el paleontólogo argentino Federico Agnolin, uno de los autores del estudio publicado en la revista científica Journal of Ornithology.
Por eso, esta lechuza gigante podría llamarse caníbal, agregó el mismo.
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La nueva especie, que recibió el nombre de Asio ecuadoriensis, es un pariente cercano de lo que hoy se conoce como lechuzones orejudos por sus plumas que recuerdan a orejas o pequeños cuernos.
La Quebrada Challán, donde hallaron los restos de la lechuza, representa un rico yacimiento de restos fósiles en cenizas volcánicas de entre 20.000 y 42.000 años de antigüedad que corresponde al Pleistoceno tardío.
Los científicos aún no saben por qué Asio ecuadoriensis despareció, pero podría haber pasado por dificultades de adaptación a los cambios climáticos, cuando concluyó la Edad de Hielo.