“Compramos un motor y un tanque para recolectar agua de madrugada y usarla durante el día. Es la única forma de cubrir nuestras necesidades”, expresó un residente de Cristo Rey. Las temperaturas, que oscilan entre 39 y 40 grados, intensifican la desesperación de los afectados, quienes no ven soluciones inmediatas. “Nadie explica nada, no responden a nuestros reclamos. Es una vergüenza”, afirmó una vecina del barrio San José Olero.
Pese a las reiteradas quejas, las autoridades locales de Essap insisten en que los reclamos deben dirigirse a la sede central, lo que ha generado aún más frustración entre los usuarios.
En julio pasado, el presidente de Essap, Luis Fernando Bernal, visitó Concepción acompañado de directivos para dialogar con autoridades locales, medios de comunicación y la ciudadanía. Durante su visita, prometió mejoras inmediatas en la planta de tratamiento, asegurando que los trabajos de rehabilitación garantizarían agua para unas 40.000 personas.
Pero, seis meses después, el panorama ha empeorado. Los servicios de la aguatera muestran graves deficiencias, con cuadrillas que no responden a los reclamos por caños rotos, mientras que la falta de agua en los barrios citados persiste sin solución alguna.
PALA EN MANO. En Carmelo Peralta, la falta de acceso regular al agua potable ha llevado a los vecinos y autoridades locales a tomar medidas urgentes para atender una necesidad crítica en pleno verano chaqueño. A pesar del crecimiento de la ciudad impulsado por proyectos de infraestructura como la ruta asfaltada y el puente bioceánico, la carencia de un sistema eficiente de distribución de agua deja al descubierto una deuda pendiente con la población.
El concejal Lorenzo Sosa, junto con trabajadores municipales y miembros de la Junta de Saneamiento, ha liderado acciones para llevar agua desde el río Paraguay hasta los barrios más afectados. Utilizando motocarros y un camión cisterna se ha logrado mitigar la situación en ciertas zonas, aunque la demanda sigue superando la capacidad actual de respuesta.
El problema no es nuevo, pero se agrava con la sequía y las altas temperaturas. A pesar de los esfuerzos, los pobladores lamentan la falta de apoyo significativo por parte de las autoridades departamentales y nacionales. “Hemos logrado avances en infraestructura vial, pero no podemos hablar de verdadero desarrollo mientras falte lo más esencial: El agua”, dijo un vecino afectado. JR/ AM