24 nov. 2024

Desmontar la República

Los que hoy gobiernan el Paraguay nos dicen que van a arreglar esta sociedad. Pero ellos son los que la crearon. Y hoy está colapsada. Entonces, cómo van a arreglar lo que ellos mismos crearon. Van acaso a transformar esta sociedad que viene declinando, casi sin contrato social en términos de presión tributaria, con enorme evasión, deuda pública ya insostenible, y sin espacio fiscal para absolutamente nada. Todas las personas del nuevo gobierno que dicen estar enojadas con este país que tenemos, así como se le oyó decir a Peña en su informe del uno de julio, es la misma gente que instaló el desorden y la corrupción en el país.

¿O acaso es la primera vez que estos están con la lapicera? Fernández Valdovinos en el BCP y ahora en el MEF, con pasantía por el Basa usando la puerta giratoria. Leite, como ministro y ahora como senador; Alderete, jugador polivalente de varias décadas; Orué en Hacienda ahora DNIT; Lea en el Gabinete; Cartes en el gobierno y siempre con el poder absoluto entre bambalinas; Sosa en la ANDE; Bachi en el Senado; Calé siempre conspirando contra y negociando luego con “aquel en cuyo gobierno siempre se robó tanto y que es capaz de cualquier cosa”. Tadeo Rojas incompetente, Zacarias en Itaipú, entre otros.

Todos fingen demencia denostando contra gobiernos anteriores, de los cuales fueron cómplices y rehenes mutuos. Acaso pueden ser considerados como marcianos extraterrestres que están por primera vez en territorio paraguayo, justo cuando un gobierno colorado está haciendo y deshaciendo a su antojo todo lo que les conviene. Acaso ellos están en el gobierno solo a partir de agosto del 2023, no sin antes haber convertido a la política en la principal actividad con fines de lucro privado del país.

Por qué vamos a creerles que ellos van a transformar este país si ellos así lo diseñaron y así lo pusieron a funcionar, como mínimo, desde hace alrededor de diez años. Esa fue la década perdida. Como máximo desde hace alrededor de setenta años desgobiernan el Paraguay. No nos engañemos. Por qué vamos a creerles que ellos van a transformar este país agotado, cuyo gobierno no puede cortar el césped de los costados de la ruta y cuya Municipalidad en la capital no puede cambiar a tiempo los foquitos quemados de los semáforos y está en default selectivo. Esa es la realidad.

Por otro lado, la salvaje demolición del sistema republicano y democrático en el Paraguay destruyó las esperanzas de futuro en este país, para muchos. La mafia de hoy es peor que la de los barones hidroeléctricos. El dictador Stroessner tenía a sus contrabandistas. Hoy se suman narcos y lavadores profesionales. La casta paraguaya es peor que la de los K en Argentina. El Milei, al que tanto admiran, no dudaría en hacer desaparecer a los correligionarios que son planilleros, a la APAL, Fepasa, la Copaco y la Essap, de un plumazo.

Pasando a otra dimensión, la intuición le tiene a la raza humana en el Paraguay en una situación desesperanzadora. Pocos quieren constituir una familia. La economía crece concentrada en manos de unos pocos, pero la población joven e infantil decrece. Los que están en edad fértil no quieren tener más hijos, y no pueden acceder a una vivienda digna. En el 2023, luego de varios años por encima de los 100.000 nacidos vivos, en el Paraguay se quiebra esta barrera, en forma descendente. El año pasado nacieron alrededor de 99.000 paraguayos. Por qué los jóvenes tienen pocos hijos. Porque no tienen esperanzas sobre el futuro. Además de que, de hecho, la tendencia es menos hijos, muchos quieren salir del país y no quieren compromisos en un país sin futuro. Quieren viajar a vivir en el extranjero, ese es el aspiracional. Los jóvenes no encuentran trabajo y la uberización del empleo los denigra todos los días.

Para qué sirve entonces la política en el Paraguay si no transforma la realidad. Para nada. Si la prensa, las radios del interior, los diarios y la televisión por aire no cuentan a la ciudadanía paraguaya que tienen un presidente de la República, la mayoría de la población no sabría nada de que existe un gobierno. Tan poco es el impacto de las decisiones políticas en la calidad de vida de la gente que solo por la sobrevaloración que le dan los medios al Gobierno Nacional, que apenas es el diez por ciento de la generación de la riqueza país, es que la gente se da por enterada de que hay algo que se llama Estado. Lo mismo se da con gobernaciones e intendencias, partes de lo mismo. Los políticos pueden no concurrir a sus escritorios, y la institución puede recaudar solo para pagar salarios sin hacer absolutamente nada, y nada va a cambiar en la vida de los paraguayos. Un ejemplo es Asunción capital, asaltada y endeudada a más no poder, totalmente destruida.

Con la infraestructura de servicios públicos tan precaria que existe en todo el país, y con esta acumulación de capital que tenemos en muy pocas manos en el sector privado, con esta educación, con esta capacidad tecnológica, con la casi nula producción científica, no podemos crecer más que esto. Hasta aquí nos da el cuero. Entre 40 y 50.000 millones de dólares. Primitivismo puro. Es lo que hay.

Hay una gran contradicción en el Paraguay internacional. El Gobierno se declara país soberano de la UE en temas socioambientales y de los Estados Unidos en denuncias inventadas a políticos entre ellos un ex presidente y un ex vicepresidente. Pero para emitir cien guaraníes se somete a las recomendaciones anuales del FMI relacionadas con la Consulta del Artículo IV de revisión del Instrumento de Coordinación de Políticas, incluyendo revisiones del mismo Fondo para la resiliencia y la sostenibilidad. Qué es esto. Esto quiere decir que para ser considerado un país protagonista del mundo civilizado, en los mercados financieros, “no importa la soberanía” nacionalista y nos sometemos a los compliances para buscar el equilibrio monetario, cambiario y fiscal. Y esto está bien. Hay que cuidar los fundamentos macroeconómicos. Pero cuando el tema es el equilibrio y la sostenibilidad ambiental, el cumplimiento de las leyes laborales en la pecuaria, la deforestación cero, la investigación y la sanción de políticos nacionales declarados significativamente corruptos por la mayor economía de mercado del mundo desarrollado, en todos estos casos se enarbola la soberanía para incumplir las normas de sostenibilidad ambiental y de protección social y las que restringen los mercados del crimen.

Las élites oligárquicas de este país esperan que venga el capital extranjero porque ellos quieren ser los vaqueanos para los negocios futuros. Tienen los bancos, la infraestructura y las tierras, y tienen los edificios para vendárselos si les toca la oportunidad. Viene alguien y le quieren vender su estancia. Es lo más innovador. Pero no tienen la gobernanza corporativa ni sus estados financieros conforme a las normas internacionales necesarias para capitalizaciones parciales o modelos de private equity con pesos pesados internacionales. Repito. Hasta aquí llegó la producción del capital nacional y del consumo interno. Hasta aquí llegó la capacidad de inversión del Estado. El déficit fiscal, la deuda pública y la caída en más del 40% en las obras estatales en el primer semestre del 2024 versus el mismo periodo del 2023; todo testifica.

El IPS está colapsando porque no hay más obreros formales. Hasta los abogados trabajan a destajo o manejan un automóvil de plataforma, e incluso las secretarias dan factura con IVA para no pagar IPS. Un ingeniero en el mundo de los commodities es apenas un vendedor de semillas. Y cuántos empleados informales hay. El IPS debe crear o ampliar una categoría de cotizantes temporales sin relación de dependencia. Sin embargo, el IPS es el único que puede darle algo de salud de calidad a los ciudadanos paraguayos. Los servicios privados son también de baja calidad y llenos de excepciones en las coberturas. No hay un órgano que controle las tarifas ni la calidad de los servicios privados de salud. Las empresas interpretan como se les antoja las cláusulas de lo que el seguro cubre y de lo que no cubre. Estamos pareciéndonos a los Estados Unidos en el abandono de la salud universal y barata. Nadie accede. Con una diferencia. En el territorio norteamericano ellos ganan mucho mejor como para poder pagar su médico y su remedio. Acá la plata que se gana no alcanza. Dentro de treinta años, el Paraguay tendrá más adultos mayores que ya no trabajan y que estarán abandonados, enfermos y empobrecidos, y menos jóvenes en edad de trabajar. La transición demográfica está llegando y el otoño previsional sobrevuela sobre la población paraguaya.

Concluyendo. Como me dice un colega economista que quiere permanecer en el anonimato: “En Paraguay, las discusiones sobre el modelo ideal para lograr el desarrollo humano son muy superficiales. Los que debaten deberían tener conocimientos técnicos, sociales, políticos y económicos, y no los tienen, no tienen la preparación suficiente. Si dices que hay que intervenir en los mercados imperfectos te tratan de zurdo. Mientras ellos se reparten tierras sin título en modo soviético por fuera del mercado. Ahí aparecen los economistas empresarios y los políticos empresarios y disfrazan los análisis técnicos con juicios de valor político defendiendo los intereses particulares de grupos económicos y de presión”. Así no hay caso. Saludos cordiales.

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Laura Ruiz Díaz – laura.ruizdiaz.txt@gmail.com