La Ceramista de América, doña Rosa Brítez, falleció ayer de madrugada, a los 76 años, en el Hospital Nacional de Itauguá, en donde se encontraba internada desde hacía 52 días, aquejada de múltiples dolencias que venía arrastrando desde hace años.
La artesana se encontraba con respiración asistida e inconsciente. Sus restos se velan en su casa de Itá y descansarán en el cementerio de la misma ciudad, donde serán enterrados hoy, a la 16.00
Su hija, Natalia Quintana Brítez, quien la acompañaba constantemente, había manifestado a ÚH que la última vez que su madre estuvo despierta y lúcida –el sábado 2 de diciembre– pidió que mantuvieran abierta la galería que tienen en su casa, en Itá, y que abrieran un museo para exponer sus creaciones en barro, obras que le valieron el reconocimiento a nivel internacional.
DESDE LOS 6 AÑOS. En sus alfarerías destaca el alto nivel de creatividad con el barro negro, que amasaba con gran destreza, creando figuras humanas y de animales, siempre con un reconocible sello personal. “Yo aprendí de mi tía Simeona Cáceres viuda de Farías, a los seis años; es un arte que se transmite de generación en generación”, había comentado sobre sus inicios en una nota con Última Hora.
Su amor a la cerámica y su talento le valieron varios reconocimientos, entre ellos la Orden Nacional al Mérito Comuneros, además del título de Ceramista de América. Sus obras fueron expuestas con gran éxito en América y Europa.
El director del Nacional de Itauguá, doctor Hernán Martínez, informó ayer a Última Hora que la iteña tenía una enfermedad crónica que le provocaba neumonía cada tanto, por lo que necesitaba internarse. En los últimos años, su salud se había deteriorado pasando por varios episodios de internaciones y tratamientos.
Encuentro con Jackson. Uno de los episodios más recordados de doña Rosa es el encuentro que mantuvo con Michael Jackson, cuando este tenía 30 años y se encontraba en la cúspide de su carrera.
La ceramista fue invitada para participar de una exposición, en 1989, en EEUU. Partió el 19 de marzo y realizó visitas a varios centros educativos. Expuso en Nueva York, donde sus obras obtuvieron gran reconocimiento, valiéndole el título de Ceramista de América. Debía regresar al país el 17 de abril, pero una semana antes recordó a Joseph y Katherine Jackson, padres del Michael, quienes la habían visitado en Itá, y antes de partir le dejaron una tarjeta.
“Ellos vinieron al país por el Comité Paraguay-Kansas, y María Luisa Ferreira, no la periodista, sino la esposa de Michel Oliver, que es paraguaya, les trajo para llevar artesanías”, había relatado la misma Rosa a ÚH sobre el episodio.
Entonces, la ceramista le pidió a la italiana Carolina Pedro, quien la acompañaba como intérprete en su visita por EEUU, que llamara al número telefónico que aparecía en la tarjeta. Para su sorpresa, Pedro acababa de confirmar un encuentro: el sábado pasarían a buscarla y regresaría al hotel el domingo.
Durante el encuentro, la madre del Rey del Pop, quien habla español, le contó a doña Rosa sobre el cambio de color de piel de su hijo, quien la trató respetuosamente.
“Sus padres también sabían de artesanía. Michael me pidió que le haga unos diseños con el barro que llevé de acá. Le hice figuras de enamorados. No niego que le abracé y le besé porque ya era conocido. Compartí dos horas con él y con la intérprete. Al terminar, me abrazó y me pagó 1.200 dólares”, comentó en una entrevista concedida a ÚH en 2009.
Sobre el mismo episodio agregó: "(A Michael Jackson) Le gustó lo que hice porque valoraba lo que se hace con las manos. Me recibió en su casa como a una verdadera artista. Yo no podía creer que compartí con su familia y él se convirtió en mi ídolo”.
Doña Rosa tuvo 13 hijos, 10 varones y 3 mujeres. Estos le han dado 26 nietos, además de varios bisnietos.
PÉRDIDA. El ceramista iteño Celso Benítez, hijo de la conocida alfarera Gregoria Benítez, lamentó la pérdida de “una gran artesana” y “creadora de estilo”.
“Rosa Brítez fue creadora de un estilo de trabajo en la cerámica y no había trabajadoras como ella, pero sí artesanos que copian. Es una pena para el mundo artístico su partida”, dijo Benítez.
“Era la auténtica kuña paraguaya. No tenía pelos en la lengua para decir las cosas. Incluso, cuando hacía sus trabajos tie’y comentaba que eran el reflejo de su vida privada. Trascendió porque se desmarcó del resto con su propio estilo”, señaló Benítez.
Sus obras
Una de las marcas más reconocibles de doña Rosa Brítez es la serie de figuras tie’y, además de la gallinita de la suerte, figuras humanas, animales, cántaros, ánforas, pesebres, entre otros.
“Logró un color diferente y natural en sus artesanías. Sus trabajos tenían un color gris ahumado, un efecto que se logra en el horno, al cocinar y luego echarle aserrín, el cual generaba un humo particular y que le daba un efecto especial a sus trabajos. Definitivamente, marcó una diferencia del resto”, dijo el ceramista Celso Benítez.
Opinión
“Fue famosa por sus figuras eróticas”
“Rosa era muy creativa con sus trabajos. Se volvió famosa por su serie broseros de parejas eróticas de barro, a tal punto que los extranjeros venían a buscar sus piezas. También fue peculiar su trabajo de la cara de la luna y el sol que hacía en los cántaros, además de innovar siempre. Tenía una personalidad muy alegre y fuerte, de buen ánimo y humor. Su legado artístico artesanal no desaparece del todo, ya que dos de sus hijos –Graciela y Raúl– son destacados artesanos y siguen la tradición de su madre, y se ganan la vida con la cerámica”. Ysanne Gayet, artista y gestora cultural.