Se trata, según los astrónomos, de un descubrimiento novedoso, que se detalla en dos estudios complementarios dirigidos por la universidad estadounidense Northwestern y la canadiense McGill, y que echa por tierra la suposición de que estos estallidos de energía del universo proceden únicamente de regiones de formación estelar activa.
Las nuevas observaciones apuntan a que el origen de estos misteriosos fenómenos cósmicos podría ser más diverso de lo que se pensaba, apuntan los científicos, que publican sus resultados en la revista Astrophysical Journal Letters.
“Gracias a este nuevo descubrimiento, está surgiendo una imagen que muestra que no todas las FRB proceden de estrellas jóvenes. Quizá exista una subpoblación asociada a sistemas más antiguos”, señala Tarraneh Eftekhari, de Northwestern.
Este hallazgo “nos muestra que justo cuando crees que entiendes un fenómeno astrofísico, el universo se da la vuelta y nos sorprende”, apunta por su parte Wen-fai Fong, de la misma universidad.
Detecciones en febrero de 2024
Los astrónomos detectaron por primera vez la nueva FRB, bautizada como FRB 20240209A, en febrero de 2024 con el experimento canadiense Chime. Las FRB, que estallan y desaparecen en milisegundos, son explosiones de radio breves y potentes que generan más energía en un rápido estallido que la que emite nuestro sol en todo un año, detalla un comunicado de Northwestern.
Este evento estalló más de una vez: Entre el estallido inicial de febrero y julio de 2024, la misma fuente produjo otros 21 pulsos.
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Las observaciones, en lugar de encontrar una galaxia joven, revelaron “sorprendentemente” que la FRB se originó en el borde de una galaxia vecina de 11.300 millones de años, situada a solo 2.000 millones de años luz de la Tierra.
Para obtener más información, el equipo utilizó ordenadores de alto rendimiento para realizar simulaciones. Descubrieron que la galaxia es extremadamente luminosa e increíblemente masiva: 100.000 millones de veces la masa del Sol.
“Parece ser la galaxia anfitriona de FRB más masiva hasta la fecha”, resume Eftekhari, y está entre algunas de las más masivas que existen.
La mayoría de las ráfagas rápidas de radio se originan en el interior de sus galaxias, pero el equipo rastreó esta hasta las afueras de su hogar, a 130.000 años luz del centro de la galaxia, donde existen pocas estrellas.
Su ubicación tan lejos de la galaxia anfitriona plantea preguntas sobre cómo pueden producirse eventos tan energéticos en regiones donde no se están formando nuevas estrellas, indica Vishwangi Shah, de McGill.
Antecedentes
Antes de este descubrimiento, los astrónomos solo habían localizado otra FRB en los bordes exteriores de una galaxia. En 2022, se detectó una ráfaga que emanaba de un apretado cúmulo de estrellas en el borde de la galaxia Messier 81 (M81); ambos fenómenos comparten similitudes.
De las casi 100 FRB que se han identificado hasta ahora en una galaxia, la mayoría proceden probablemente de magnetares (estrellas de neutrones), que se forman a partir de supernovas de colapso nuclear.
Sin embargo, los astrofísicos plantean que el origen de FRB 20240209A podría ser similar al de la ráfaga encontrada en M81.
Pero no saben a ciencia cierta si hay un cúmulo globular presente en la posición de la FRB, por eso presentaron una propuesta para usar el telescopio espacial James Webb y tratar de confirmarlo.
Fuente: EFE.