30 dic. 2024

Deuda social versus deuda soberana: ¿Cuál importa más?

Los informes del Ministerio de Economía y Finanzas sobre la ejecución presupuestaria 2023 y 2024, así como el proyecto de Presupuesto 2025, muestra una preocupante evolución de los rubros priorizados en la ejecución del gasto. Los servicios de la deuda están aumentando rápidamente en un contexto de baja inversión física y de cobertura y calidad básicas, esenciales para el buen desempeño futuro tanto macro como micro. El pago de la deuda lleva a una mal llamada “austeridad”, ya que en lugar de generar medidas que aumenten la eficiencia y generen capacidad productiva, lo que se hace es dinamitar las capacidades nacionales a largo plazo.

De acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), en lo que va del año se destinaron G. 35,3 billones (USD 4.590 millones) para gastos de la Administración Central. El aumento es de 11,8% más que lo gastado en el 2023 principalmente por el pago del servicio de la deuda, de medicamentos y de servicios personales. Este incremento no contempla el pago de la deuda flotante del 2023 de G. 5,5 billones.

Tres rubros concentran el 90% del aumento: Medicamentos, deuda y servicios personales. El aumento en medicamentos fue del 73%, de la deuda del 41% y de los servicios personales del 6%.

Si bien pareciera auspicioso que aumenten los recursos ejecutados en medicamentos, en comparación con la deuda, el pago de esta en 2024 duplica el monto destinado a estos insumos sanitarios. En el año 2023, el pago por la deuda ya era de más del doble.

Esta situación alarma en un contexto de grave crisis sanitaria por la que pasa el país, reflejada en el sufrimiento de la gente por la falta de este importante rubro, en el alto gasto de bolsillo y en el endeudamiento de los hogares por salud.

La deuda social que mantiene el Estado paraguayo con su ciudadanía es altísima e histórica. Así lo demuestran los indicadores sanitarios que nos ubican entre los peores de la región teniendo en cuenta la prevalencia de enfermedades y causas de muerte, muchas de ellas totalmente prevenibles y a bajo costo.

Las proyecciones indican que la situación tenderá a empeorar, ya que el proyecto de Presupuesto 2025 prevé el endeudamiento para pagar deudas anteriores, por lo que no habría que esperar cambios trascendentales en el financiamiento de la salud ni de otras políticas fundamentales para aumentar las capacidades productivas del país y la calidad de vida.

La segunda señal negativa es la drástica reducción de la inversión pública, equivalente al 25% entre los dos últimos años. La escasa prioridad fiscal dada al capital humano y al capital físico tendrá fuertes repercusiones futuras, ya que estamos socavando los pilares del crecimiento económico y del desarrollo.

En cuanto a los ingresos tributarios, el informe destaca que entre enero y agosto de este año, la recaudación de la Dirección Nacional de Ingresos Tributarios (DNIT) alcanzó la suma de G. 25,3 billones. Con esto se registra una diferencia positiva del 21,7% con respecto al mismo periodo del año anterior.

Los recursos obtenidos de las binacionales hasta agosto del 2024 fueron superiores al periodo anterior en 43,1%, explicado principalmente por la amortización de la deuda del Gobierno argentino al Paraguay en concepto de cesión de energía de Yacyretá, producida por la central hidroeléctrica.

Habrá que esperar hasta fin de año para conocer mejor los resultados fiscales, ya que en los últimos meses del año el sector público eleva su ejecución presupuestaria, además de que se pagan aguinaldos que es un monto relativamente importante. Esperemos que para los años venideros prime un pensamiento estratégico y de largo plazo, a fin de enfrentar las consecuencias que posiblemente se derivarán de estos últimos años.

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