Las imágenes de ciudadanos subidos al tejado de sus casas, a la espera del rescate, o el hallazgo de más y más fallecidos atrapados en sótanos o al tratar de ponerse a salvo sacudieron este jueves a Alemania.
Las regiones más afectadas están entre las más densamente pobladas del país –el Land de Renania del Norte-Westfalia, con 18 millones de habitantes, y el vecino de Renania Palatinado–. Parte de su territorio fue en el pasado zona minera, por lo que su subsuelo sigue cruzado por pozos abandonados y propensos a inundarse.
En ambos estados federados están acostumbrados a hacer frente a esas situaciones. Pero la rapidez con que ahora quedaron anegadas carreteras, extrarradios y cascos urbanos, así como el caudal adquirido por sus ríos ha desbordado las previsiones. El tráfico rodado quedó cortado, lo mismo que las conexiones ferroviarias, tanto en esas regiones como desde estas hacia Berlín y el sur del país.
La canciller alemana, Angela Merkel, garantizó “todo el apoyo” a los afectados. En una declaración desde Washington, donde llegó en el que previsiblemente será su último viaje como canciller a su aliado transatlántico, Merkel afirmó que había abordado la cuestión tanto con el ministro de Finanzas, Olaf Scholz, como con el de Interior, Horst Seehofer.
“Hemos hablado de ayudas a la reconstrucción a largo plazo, aunque lógicamente el objetivo prioritario ahora es prestar ayuda inmediata en las regiones afectadas”, aseguró Merkel.
Ante los medios calificó de “catástrofe”, “imposible de describir con palabras”, la situación que se vive en esas regiones.
Son las inundaciones más devastadoras de lo que va de siglo, peores que las que sufrió el este del país en 2002. Entonces la ciudad de Dresde quedó sitiada durante días por la crecida del Elba, mientras voluntarios, protección civil y bomberos luchaban por rescatar a los afectados y evacuaban tesoros artísticos de la llamada Florencia del Este.
Merkel afirmó estar en contacto también con los líderes regionales. Es decir, el primer ministro de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, candidato conservador para sucederla en las elecciones generales del próximo setiembre, así como la de Renania Palatinado, la socialdemócrata Malu Dreyer.
Laschet visitó Altena, donde murió un bombero, y Hagen, una ciudad cuyas calles se han visto inundadas. La situación es asimismo dramática en Colonia, donde se han confirmado ya veinte muertos.
“Vivimos unas inundaciones de dimensiones catastróficas. Somos una región acostumbrada a las inundaciones, pero lo que vivimos es una catástrofe”, afirmó Dreyer.
El monto de las ayudas necesarias todavía no ha sido calculado porque no hay una estimación total de los daños ocasionados por el temporal. Los servicios meteorológicos prevén que las intensas lluvias remitan en las próximas horas.
Crisis climática y campaña electoral
Tanto Greenpeace como la activista medioambiental sueca Greta Thunberg han alertado de que las devastadoras inundaciones son consecuencia de la crisis climática y han advertido de que estas son solo el principio de una serie de fenómenos similares.
Laschet advirtió que hay que temer que en el futuro se den con más frecuencia ese tipo de extremos climáticos y llamó a hacer más esfuerzos por la protección del clima. “La acumulación de periodos con fuertes lluvias y de otros con calor extremo es algo relacionado con el cambio climático. Eso significa que tenemos que hacer más por el clima, en Europa, en Alemania y en el mundo”, dijo.
La defensa medioambiental planea sobre la catástrofe, que se produce además en plena precampaña para las generales de setiembre, tras las cuales Merkel dejará el poder. Laschet lidera los sondeos, con clara ventaja frente a su perseguidora, la verde Annalena Baerbock, y del tercero en liza, el socialdemócrata Scholz.
Los tres aspirantes han interrumpido su campaña en medio de la catástrofe. La defensa medioambiental es obviamente el principal caballo de batalla de la ecologista Baerbock. Pero una eficiente gestión de la crisis puede favorecer a Laschet o a Scholz, en su calidad de vicecanciller y titular de Finanzas.
En Alemania se recuerda al respecto el avance logrado en 2002 por el entonces canciller Gerhard Schröder en su carrera a la reelección, al comparecer en botas de agua en Dresde para ponerse al frente de la gestión de la crisis. Hasta entonces los pronósticos favorecían al candidato conservador, el bávaro Edmund Stoiber. De pronto la situación se tornó favorable a Schröder, que unos meses después derrotó a su rival.