Como es tradicional, las galoperas también estuvieron presentes para rendir homenaje a la virgen azul, además de los infaltables promeseros, que de rodillas llegan en caravana hasta el altar de la virgencita para agradecer por los favores y logros obtenidos.
En su día festivo, la misa central tuvo una gran concurrencia de pobladores que llegaron incluso de comunidades aledañas para participar del festejo de la patrona del Paraguay, la Virgen de Caacupé.
La festividad mariana se vive también en diversas comunidades del Chaco, incluso existen comunidades indígenas que tienen como santa patrona a la virgencita de Caacupé y donde también se realizan celebraciones religiosas.
A pesar del clima inestable y de la amenaza de lluvia y tormenta en la zona en el momento preciso de la festividad, todo fue favorable para que la misa central pueda congregar masivamente a los fieles.
El sacerdote de la congregación salesiana, Osvaldo Martínez, ofició la misa e instó a los pobladores a ir a misa cada domingo. Además, habló sobre la contaminación del ambiente que ocurre en todas partes y también en Puerto Casado, Departamento de Alto Paraguay, del Chaco.
Las galoperas, además de enfermos y devotos, llegan hasta el lugar para pagar sus promesas, celebrar y honrar a la Virgen de Caacupé.
Los devotos coinciden en la esperanza que tienen sobre las autoridades, que deben hacer honor al eslogan de la campaña política colorada de “vamos a estar mejor”, según mencionó Laura Benítez, una promesera que cada año acude vestida de galopera.
La mujer remarcó que no sean solo los privilegiados los que lleguen a estar mejor, sino que los beneficios alcancen a todos por igual. Finalmente, comentó que rezó por su salud y la de todos los enfermos.