En el marco de la conmemoración del Día del Folclore, este 22 de agosto, recordamos las prácticas y expresiones que forjan la identidad paraguaya. La esencia de todas sus tradiciones persiste, pero algunas fueron cambiando con el paso del tiempo, según detalla David Galeano Oliveira, folclorista y director del Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní.
La fecha fue establecida mundialmente por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, (Unesco por sus siglas en inglés) para recordar el arte, la cultura, la tradición y la historia, así como lo más profundo de las raíces fundacionales que distinguen a una cultura de la otra.
En Paraguay, son numerosas las prácticas que marcan y definen la identidad nacional, al punto de que hablar de folclore en nuestros días es relacionarlo con los usos más sencillos. Usos que van desde la segunda lengua materna- el guaraní- el consumo del tereré, la chipa, la música paraguaya, la celebración de las fiestas patronales o las muestras de artesanía.
De antiguas a nuevas formas de vivir la tradición paraguaya
Para Galeano Oliveira, hay una serie de elementos que permanecen y hacen latir nuestro folclore, mientras que otros se han perdido.
“Tenemos tradiciones que permanecen. Por ejemplo: en la Semana Santa se elabora la chipa, se sigue haciendo, pero tuvo una gran modificación cuando los centros urbanos empezaron a comercializarla, y las personas dejaron de prepararla para comprarla de una chipería. Incluso los paraguayos que salieron del país lo hacen, por más que estén lejos”, recuerda.
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Entre otras costumbres, Galeano citó el consumo del tereré. Recordó que la generación de más de 40 años visualiza esa escena con una jarra de lata o de vidrio cargada con hierbas medicinales, mientras que los niños de hoy retratan el hábito de consumo a través de un termo.
Asimismo, el referente cultural mencionó que las celebraciones patronales, el consumo de bebidas o comidas tradicionales se convirtieron en una especie de excusas para generar recursos económicos.
Tal es el caso de la festividad de San Juan, según describió Galeano, cuya celebración mantiene la tradición pero incorpora modismos, como los nuevos estilos de música en lugar de la polca o la guarania, así como el reemplazo del mbejú, pastel mandi’o, pajagua mascada y comidas típicas, por los asaditos o el demandado lomito árabe.
Pese a los cambios o modificaciones naturales, el activista reconoció que también hay cuestiones que trascienden y quedan arraigadas. Afortunadamente, ve que hay una tendencia en la juventud de revalorizar la cultura paraguaya por medio de las iniciativas educativas.
En el ámbito gastronómico, la Secretaría Nacional de Cultura declaró patrimonio cultural inmaterial a varios platos típicos del país. Entre ellos, por ejemplo: la sopa paraguaya, el vori vori, el locro y el jopara (mezcla de poroto y locro), platos típicos del país.
Justamente, sobre la pertenencia de un plato considerado típico surgió una polémica. Fue grande el enojo y la indignación de los compatriotas luego de que un programa argentino presentara la tradicional receta del chipa guasu como un invento denominado “choclotorta”.
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Nuestra colorida artesanía nacional no puede quedar atrás en este apartado. Está constituida por el autóctono ñandutí, el bordado de ao po’i, el cuero, la palma típica de karanda’y, la cerámica, entre otros. Cada producto está caracterizado por ser elaborado con mucho culto y pasión.
Un detalle importante es que la música, la gastronomía y la artesanía son parte de las prácticas que los jóvenes proponen para mantener viva la cultura local.
“Hoy hay una tendencia que no teníamos hace 30 años, que es la recordación del folclore. En los colegios hay una gran responsabilidad para llevar adelante esto. Desde la música, la poesía en guaraní, los cuentos populares”, destacó.
Finalmente, Galeano mencionó que preservar la identidad nacional a través de las costumbres debe ser un compromiso del Estado, de la educación y también de los medios de comunicación.
“Pese a la globalización, hay una fuerte tendencia de esfuerzo por mantener la identidad. En este momento vivimos en dos mundos, el concreto y el virtual; y la cultura es el arma que se usa para penetrar los diversos países”, expresó.
Origen de la palabra
La palabra folclore fue utilizada por primera vez por el arqueólogo William John Tomas (1803-1885).
El término se compone de dos vocablos ingleses folk (pueblo) y lore (saber o ciencia). Fue propuesto por el arqueólogo, quien con el seudónimo de Ambrose Merton, lo publicó en la revista londinense Athenaum, el 22 de agosto de 1846.
La expresión determina el saber popular, los conocimientos, tradiciones, usos y costumbres de un pueblo que son legados de una generación a otra.