En el Día del Trabajador honrar el trabajo implica mejores condiciones laborales en Paraguay. Uno de los problemas más graves que enfrenta Paraguay es el empleo.
El desempleo y el subempleo han ido creciendo incluso antes de la pandemia. El año 2021 cerró con 12,3% de desempleo y subempleo (personas que trabajan menos horas de las que quisieran). En el Paraguay, actualmente alrededor de 430.000 personas se encuentran en esta situación.
Las tasas se elevan y en algunos casos se duplican si se considera a las mujeres y a la juventud, lo cual debería llamar la atención teniendo en cuenta que incluso tienen mayores credenciales educativas que los hombres adultos.
La economía no está generando la cantidad de empleos necesarios para dar cabida a la oferta de trabajo disponible.
Pero, además del total de la fuerza de trabajo, el 64% trabaja en la informalidad y menos de un tercio se encuentra afiliado a algún sistema de jubilación, lo cual muestra no solo una trayectoria laboral precaria a lo largo de toda la vida sino también una alta probabilidad de caer en la pobreza durante la vejez.
El ejercicio del derecho a la organización es limitado, impidiendo que los trabajadores puedan negociar mejores condiciones laborales. Constantemente la prensa muestra casos de violación de este derecho desde el sector empleador.
Por otra parte, también se debe mencionar que las mujeres y la juventud presentan las peores condiciones laborales.
A pesar del discurso nacional sobre el rol fundamental de la “gloriosa mujer paraguaya” en la familia y la economía, permanentemente somos testigos de la violación a los derechos laborales de las mujeres.
El llamado bono demográfico y la ventana de oportunidades que ofrece un país relativamente joven en su estructura de edades no se traducen en políticas eficaces.
En forma permanente aparece la relevancia de la juventud en las expresiones de políticos, empresarios y académicos. Sin embargo, a la hora de diseñar leyes e impulsar políticas que les favorezcan, el trabajo precario es lo que se le ofrece a la juventud.
La deficiente situación de los trabajadores en Paraguay se debe a múltiples factores, pero el principal termina siendo la debilidad institucional para garantizar un mercado laboral que brinde condiciones dignas al trabajo.
La formación técnica y laboral no responde a las necesidades del mercado ni a las expectativas de los trabajadores.
Las fallas de mercado en la información sobre vacancias no permiten conjugar la oferta y demanda de empleo, problema para el cual el sector público tiene un rol central e indelegable.
Los festejos del 1° de mayo deberían estar centrados en la difusión de los logros del país en el acceso a trabajos de alta calidad.
Sin embargo, las estadísticas laborales muestran lentos avances a pesar de muchos años de altos niveles de crecimiento del producto y de estabilidad macroeconómica.
Es fundamental no perder de vista que el trabajo es la fuente de ingresos más importante para las personas. El trabajo, es además, el principal camino para acceder a la seguridad social y con ello tener servicios de salud y una jubilación en la vejez. Es la condición básica para que la población pueda aspirar a tener calidad de vida.
El Gobierno debe dar señales claras sobre la prioridad que tiene el tema laboral en su agenda. Estas señales deben ir más allá de discursos y deben traducirse en cambios en las estadísticas laborales