Los seis dientes, hallados en la gruta de Manot, en el norte de Israel, podrían pertenecer a humanos de la cultura auriñaciense, que apareció por primera vez en Europa hace unos 43.000 años y se conoce por sus sofisticados artefactos y herramientas óseas, así como sus joyas, instrumentos musicales o pinturas rupestres.
“A diferencia de los huesos, los dientes se conservan bien, ya que es la sustancia en el cuerpo humano más resistente a los efectos del tiempo”, explicó a Efe Racheli Sarig, directora del laboratorio de Antropología Dental de la Universidad de Tel Aviv, que ha llevado a cabo la investigación junto con científicos de la Universidad de Ben Gurión y de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
El estudio, publicado en la revista científica Journal of Human Evolution, refuerza la teoría de que los miembros de esta cultura comprendían Homo sapiens y Neandertales “por igual”.
Los análisis “mostraron dos dientes con una morfología típica del Homo sapiens, un diente con rasgos neandertales y otro con una combinación de características neandertales y del Homo sapiens”.
Esta mezcla solo se ha encontrado en poblaciones europeas del Paleolítico Superior temprano (hace algo más de 40.000 años), lo que sugiere “su origen común”, destacan los investigadores.
Según Sarig, irrumpieron en Oriente Medio “de repente, sin una continuidad anterior”, lo que indica que su llegada pudo marcar un elemento nuevo, aunque solo estuvieron presentes en la región unos dos o tres mil años, hasta desaparecer sin razón aparente.
“Este descubrimiento es la única evidencia que tenemos de población de la cultura auriñaciense establecida aquí", comentó la científica, que matizó, aún queda mucho por saber sobre este grupo, cuyo periplo sigue siendo un misterio que en gran medida queda por resolver.