Frost, figura clave en las negociaciones con la Unión Europea (UE), entregó al parecer su carta de renuncia al primer ministro británico, Boris Johnson, la semana pasada, según los medios, si bien el político no ha comunicado oficialmente su dimisión.
El tabloide británico The Mail on Sunday señala que Frost quiere marcharse de manera amistosa y que se le ha convencido para que permanezca en su puesto hasta el próximo enero.
Al parecer, según algunos medios, el negociador decidió apartarse del Ejecutivo por el denominado Plan B, que establece la obligatoriedad de llevar mascarilla en el transporte público y tiendas, así como la introducción de certificados Covid para entrar en grande eventos.
Asimismo, según las mismas fuentes, Frost se sentía cada vez más descontento con el Ejecutivo por los incrementos de los impuestos, en contra de la postura de los conservadores británicos, tradicionalmente partidarios de recortarlos.
En los últimos meses, Frost ha mantenido intensas rondas de negociaciones con su colega comunitario, el vicepresidente de la Comisión Europea (CE), Maros Sefcovic, para superar las diferencias sobre la implementación del denominado Protocolo para Irlanda del Norte, pensado para evitar una frontera física entre las dos Irlandas a fin de no perjudicar el proceso de paz.
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La “número dos” del Partido Laborista (en la oposición), Angela Rayner, dijo hoy en su cuenta de Twitter que esta noticia pone de manifiesto que el Gobierno de Johnson es un “caos total”.
Asimismo, la portavoz de Exteriores del Partido Liberal Demócrata, Layla Moran, dijo hoy que la dimisión es una señal del “caos y la confusión” en el Gobierno conservador.
“Las ratas están huyendo del barco de Johnson que se hunde mientras él tambalea de una crisis a otra. Incluso los leales seguidores del primer ministro le están ahora abandonando”, agregó.
En las últimas semanas, el primer ministro ha tenido que afrontar varias polémicas, entre ellas la aparente celebración de una fiesta navideña hace un año cuando el país mantenía fuertes restricciones para controlar la propagación del coronavirus.
Pero el gesto más demoledor para Johnson ocurrió el pasado martes cuando casi 100 diputados “tories” desafiaron su autoridad al votar en la Cámara de los Comunes (baja) en contra de la introducción en Inglaterra de los certificados Covid para entrar a grandes eventos.
Esa votación salió adelante con el apoyo de los laboristas, en la oposición, ya que el Gobierno tiene una mayoría de 79 escaños.
Además, el jueves los “tories” perdieron el escaño de North Shropshire, en el oeste de Inglaterra, ganado por los liberaldemócratas después de que quedara vacante por la dimisión del diputado conservador Owen Paterson.
Frost había conversado ayer con Sefcovic y había afirmado que estaría dispuesto a firmar un “acuerdo provisional” el próximo año con la Unión Europea (UE) que lidie con los “problemas más acuciantes” del Protocolo para Irlanda del Norte, aunque deje sin resolver las cuestiones más difíciles.
En un comunicado, el negociador agregó ayer que se habían hecho “ciertos progresos” en cuanto a las medidas para permitir el paso de medicinas entre el Reino Unido e Irlanda del Norte.
Sin embargo, la negociación sobre eventuales cambios al acuerdo que entró en vigor en enero continúa atascada en el resto de aspectos sobre la mesa.