-Estas lluvias son un mensaje de Dios
-Sí. De que somos unos puercos por tirar basuras en el raudal y de que tenemos a una sarta de brutos y corruptos como autoridades.
-Vos no creés luego en nada.
-Trato de creer en el ser humano y en su capacidad de hacer bien las cosas, aunque más no sea para evitar morirse ahogado.

-Voy a rezar por vos.
-Dejá nomás. Con los flojos resultados que suelen tener algunas invocaciones.
-Tanto dolor tiene tu alma.
-Solo el que me produce la mediocridad de los que se refugian en el pensamiento mágico para no tomar el toro por las astas y exigir una solución práctica y razonable a sus problemas.
-La oración tiene su fuerza, su poder.
-Más fuerza y poder deben tener los hombres.
-Vos no creés en Dios.
-Si nosotros somos su mejor obra, su existencia me genera, como mínimo, muchas dudas.
-Sos un cínico.
-Es a fuerza de la sinrazón ajena y por el delirio de los adoradores de verdades sospechosas.
-Siempre los demás son tu problema.
-Y sí. Sobre todo cuando los demás insisten en comportarse como niños inmaduros que constantemente piden la intercesión del padre por un problema que ellos mismos se crearon.
-Pero él, como buen padre, nos ama y está dispuesto a ayudarnos siempre.
-Entonces está creando una parva de eternos niños inútiles incapaces de resolver algo por sí solos. A esta altura ya me parece un padre irresponsable.
-Él es un buen padre.
-Y nosotros unos hijos patéticos.
-Cuando estés enfermo la gente va a orar por vos.
-Y lo voy agradecer cuando sea un gesto de amor, no de falsa piedad.
-Vos sos hijo de Dios.
-No sé. Puede ser. Tengo mis dudas. Pero, si existe, supongo que me dio cierta claridad para darme cuenta de que algunos de sus hijos son unos palurdos insufribles que solamente atinan a exigir ayuda porque no saben hacer nada por sí mismos.
-Tus padres te dieron una fe. Así les pagás.
-Ellos me dieron la mejor educación posible, incluso la religiosa. Actuaron con amor y de acuerdo con sus posibilidades. Pero también me enseñaron a pensar libremente, a hacerme responsable de mis problemas, a dar más que exigir. A ser una persona útil, no un hipócrita llorón temeroso de las sombras que únicamente están en su mente o en la fantasía colectiva.
-Vos no sos solidario. Sos un individualista. Una oveja descarriada.
-Por suerte no soy una oveja condenada a seguir al rebaño. Pero soy solidario.
-¿Con qué?
-Con el abordaje inteligente, proactivo, real de nuestro problemas. Si rezamos menos y exigimos más las cosas serían mejores. O más bien si exigimos soluciones con la misma intensidad con que rezamos, la situación sería diferente.
-Te tengo lástima.
-Pues lo lamento, pero me honra tu desprecio.
-No tenés el valor de creer.
-Vos no tenés el valor de pensar.
-Vos despreciás mi creencia.
-Solo desprecio que el pensamiento mágico ayude a seguir manteniendo a las autoridades mediocres y corruptas que no saben hacer ni un miserable desagüe.