Con este proyecto se daba atribuciones a la Fuerza Aérea para que una vez agotados los medios coercitivos legales para las naves clasificadas como hostiles, se utilicen radares y aparatos tecnológicos ubicados en lugares estratégicos para tomar medidas como la destrucción de los aviones mediante armas, luego de la autorización del comandante de la Fuerza Aérea.
El proyectista Jorge Ávalos Mariño pidió mantener el proyecto original; sin embargo, Raúl Latorre, de Honor Colorado, propuso modificaciones que suavizaron el combate contra estas avionetas que trasladan droga.
Se aprobó el dictamen de la Comisión de Justicia, que eliminaba la parte donde se establecía el derribo, y establece identificar a la nave y entablar comunicación vía radio, indicando dónde deberá aterrizar. En caso de respuesta negativa, recurrir a disparos de advertencia, con municiones con cartuchos trazadores, para asegurar que el piloto sepa que ha sido interceptado.