En la Cámara de Diputados se presentó el año pasado un proyecto de ley de agilización de los trámites públicos, más conocido como “papel cero”.
El documento pretende que las instituciones del Estado, paulatinamente, dejen de utilizar papel en la tramitación de documentos.
Mientras la iniciativa sigue en espera de estudio por parte de los legisladores, en la Cámara Baja, en plena era digital e informática, en menos de cinco años se duplicó la compra de papel, como así también de tintas y tóner.
En el 2014, a modo de ejemplo y de acuerdo a las estadísticas, se puede observar que se adjudicó en papel G. 1.183.200.000 mientras que para este año la suma destinada para el mismo rubro es de G. 2.799.690.000.
Pero no solo en papel se gasta, ya que las impresiones también están al orden del día.
En ese sentido, también se adjudicó en tintas, tóner y cartuchos para fotocopiadoras e impresoras, la módica suma de G. 1.333.244.800.
En un sólo mes fueron adjudicadas en varios llamados.
Con el uso de la tecnología, no solo se ahorraría en papel, sino también en tinta de impresora y fotocopiadoras, y además sería beneficioso para el medio ambiente y se evitaría tener que reciclar el papel.
También ocuparía menos espacio físico, ya que los documentos impresos se acumulan en los archivos y oficinas, y agilizaría las consultas para localizar documentos.
A esto se suma el manejo burocrático administrativo de la institución legislativa y las notas de pedidos que los parlamentarios remiten a las instituciones del Estado, ya sea para solicitar cargos, informes o invitaciones para asistir a las comisiones.
MÁS PAPEL. Para cada sesión que se desarrolla en la sede parlamentaria, tanto ordinarias como extraordinarias, el orden del día a ser analizado es preparado en formato digital, pero finalmente se le entrega impreso a cada uno de los 80 diputados, que en su mayoría ni siquiera mira el enorme fajo de documento.
En las comisiones asesoras sucede lo mismo, y también con los pedidos de informes que realizan a las instituciones del Estado. Dichos pedidos pueden ser remitidos en manera digital, sin embargo, todo se sigue haciendo con documentos impresos, incluyendo las respuestas a las solicitudes.
Los proyectistas de “papel cero” consideran que la digitalización va a contribuir, de manera significativa, en el ahorro de resmas de papel y tinta y al mismo tiempo, se ayuda a la conservación de la naturaleza.
Promete además trámites menos burocráticos por medio de un sistema que permita compartir información entre instituciones, con el mismo fin, la disminución del uso del papel.
“Es cuestión de pensar en un mundo sostenible, donde entendamos cuál es la implicancia del uso del papel, amigarnos con la tecnología, tener un mundo digital más transparente, donde instituciones públicas puedan compartir información; si uno quiere hacer un trámite en el Ministerio de Hacienda, te piden fotocopia de cédula; es cuestión de compartir información entre instituciones nada más”, manifestó la diputada Kattya González, una de las proyectistas de “papel cero” en las instituciones públicas.
Lo que plantea el proyecto pendiente de estudio
El objetivo del proyecto de ley es reducir gradual y eficazmente a cero, en un periodo razonable de tiempo, el uso del papel en cualquier gestión pública. Cualquier documento que deba ser expedido, lo será en formato digital y quedará registrado en línea.
Todas las gestiones internas que deba realizar una entidad estatal, como permisos, actas, memorandos, notas, planillas, legajos, autorizaciones, circulares, u otro documento que anteriormente se estuvo ejecutando a través del uso de papel, serán realizadas en formato digital y se prescindirá siempre el uso de papel.
Todas las instituciones públicas estarán afectadas por dicha normativa.