Una vez aprobado en esa instancia, el texto será debatido por otras dos comisiones, por el pleno de los Diputados y, en caso de ser respaldado por la mayoría, continuaría su trámite en el Senado.
La comisión aprobó el proyecto con doce votos a favor y cinco en contra, tras un fuerte debate plagado de referencias religiosas y pese a la resistencia de la base de apoyo al Gobierno progresista del presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Los promotores de la iniciativa rescataron un proyecto de 2007, trabado desde entonces, y alegaron que se tramitaba en el Parlamento desde antes que la Justicia reconociera la unión civil entre personas del mismo sexo.
La sesión también estuvo marcada por protestas de colectivos que representan a la comunidad LGBT+ a las puertas del salón en que se reunieron los diputados y que denunciaron la “inconstitucionalidad” de la propuesta.
Aprobado en 2011
El casamiento homosexual fue reconocido y equiparado en derechos al de un hombre y una mujer por la Corte Suprema en 2011, y en 2013 el Consejo Nacional de Justicia determinó que fuera realizado en todos los registros civiles del país.
Según datos oficiales, desde entonces han sido celebrados unas 80.000 uniones entre personas del mismo sexo, cuyos derechos y el propio reconocimiento estarán en juego si el proyecto es aprobado en el pleno de los Diputados y después por el Senado.
El gobierno del izquierdista Lula ha advertido que el proyecto será vetado, aunque eso sólo lo remitiría otra vez a las cámaras legislativas para nuevas discusiones.
El diputado Francisco Eurico da Silva, un pastor evangélico que actuó como relator del proyecto, afirmó que la Justicia ha “usurpado” con sus decisiones las “responsabilidades y atribuciones que son del Parlamento”.
Según el relator, que pertenece al Partido Liberal, que tiene como “presidente de honor” a Bolsonaro, “esas decisiones tuvieron propósitos ideológicos y desvirtúan la voluntad del pueblo, que se manifiesta a través de sus representantes elegidos legítimamente”.
También afirmó que “permitir el casamiento homosexual es negar la manera cómo los hombres nacen y es atentar contra la existencia de la propia especie humana”.
Esos argumentos fueron rechazados por la socialista Erika Hilton, una de las dos diputadas transexuales del Congreso brasileño, quien denunció el carácter “totalitario, antidemocrático y homofóbico” de un proyecto que viola tanto “los derechos humanos” como la “dignidad individual”, consagrados en la Constitución.
EFE